13.1.05

La Oracion Budista

(Traducido de Buddhism in Daily Life, SGI Quarterly No. 23, Enero 2001)

La oración es medular en la práctica del Budismo de Nichiren. Los miembros de la SGI narran a menudo experiencias acerca de "ofrecer una oración seria," o estar "orando desde el fondo del corazón." Ellos suelen decir también, que sus oraciones han sido "contestadas". ¿Qué significan tales afirmaciones?

En el Diccionario Internacional Webster se define a la oración como "un acercamiento solemne y humilde a la Divinidad en palabra o pensamiento el cual normalmente involucra alguna petición, solicitud, confesión, alabanza o acción de gratitud." ¿En qué forma es acorde la noción budista con esta definición y en qué difiere de ella?

La oración parece ser una actividad humana universal. Existe evidencia que sugiere que los humanos se han dedicado a alguna forma de "oración" desde los días más tempranos de nuestra especie. En cuanto los humanos desarrollaran una conciencia de su relativa impotencia ante las fuerzas de la naturaleza, la precariedad de su existencia y su propia mortalidad, sin duda comenzaron a dar expresividad a sus intensos sentimientos de ruego, alabanza o muestras de gratitud.

El Presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, ha escrito que la religión se desarrolló a partir de la oración; que el sentimiento y el acto de orar, anteceden a las formas que las diferentes tradiciones religiosas han dado subsecuentemente a esta conducta humana primordial. Asimismo, la oración budista puede concebirse como una expresión de estos mismos sentimientos de anhelo, compromiso y agradecimiento; sin embargo, se caracteriza por el hecho de que el Budismo ubica a lo divino dentro de la vida del individuo practicante. El propósito de la oración budista es despertar las aptitudes innatas de fortaleza, valor y sabiduría que llevamos dentro, en lugar de implorar a fuerzas externas.

Como en muchas otras prácticas espirituales del oriente, en el budismo también se enfatiza una forma específica de oración. Para los practicantes del Budismo de Nichiren, la oración consiste en la recitación de algunas partes del Sutra del Loto y la invocación repetida de la frase "Nam-myojo-rengue-kyo", el nombre de la ley mística que yace dentro de toda vida, derivado por Nichiren del título del Sutra del Loto. El hecho de que el canto o invocación sea entonado en voz alta, se debe a que la oración en el Budismo de Nichiren no es meramente una meditación volcada hacia el interior, sino, más bien, una acción para manifestar las cualidades internas, llevándolas a la realidad del mundo.

Los miembros de SGI dirigen su oración al Gohonzon u objeto de devoción. Éste es un mandala, una representación simbólica del estado ideal de Budeidad, o iluminación, en que todas las tendencias e impulsos de la vida --desde los más bajos hasta los más nobles-- funcionan en armonía y se canalizan hacia la felicidad y la creatividad. El Gohonzon no es un "ídolo" o un "dios" a quien se deba implorar o con quien haya que congraciarse; es un medio para la reflexión y un catalizador para la transformación interior.

A los miembros de SGI se les exhorta a que sus oraciones sean específicas, concretas y enfocadas en los problemas que confrontan en la vida real, así como en sus aspiraciones y preocupaciones. El Budismo de Nichiren enfatiza la inseparabilidad de "los deseos mundanos" y la iluminación. Nichiren estableció que al hacer arder la "leña" de nuestros deseos --a través de la acción de la oración-- somos capaces de extraer la flama de una energía renovada y la luz de nuestra sabiduría interior. La oración budista es el proceso mediante el cual nuestros sufrimientos e intensos deseos son transformados en compasión y sabiduría. Este proceso implica inevitablemente una auto reflexión e incluso, en ocasiones, la confrontación dolorosa con nuestras propias tendencias destructivas profundamente arraigadas. Nichiren dijo: "Su dominio de las enseñanzas budistas no lo relevará en lo más mínimo de los sufrimientos mortales a menos que usted perciba la naturaleza de su propia vida."

También se exhorta a los miembros de la SGI a que consideren la oración como parte integral de las acciones y el comportamiento en la vida diaria. La oración genuina es la que se acompaña de la acción y logra afectar nuestra vida. Para tener éxito en la vida necesitamos determinación y oración, esfuerzo e ingenio.
Fundamentalmente, la oración es el proceso de hacer que surja el estado supremo de vida al que nos referimos como nuestra "naturaleza de Buda." La naturaleza de Buda es el potencial que poseen por igual todas las personas, es la fuerza de vida fundamental y compasiva inherente al cosmos. La oración es el proceso de reintegrar la vida individual (el ego inferior, con todos sus impulsos y deseos) al ritmo del cosmos viviente (el ego superior). Al hacer esto, liberamos el manantial original de nuestra vida el cual está dotado de auto conocimiento, sabiduría, vitalidad y perseverancia. Como en la filosofía budista no existe separación entre el mundo interno de los seres humanos y su medio ambiente, los cambios que ocurren en nuestra vida interior se reflejan en nuestras circunstancias externas. La experiencia de tener "contestadas" nuestras oraciones, es el resultado manifiesto de este proceso.

Daisaku Ikeda ha escrito que el epítome de la oración es, de hecho, un voto: un voto para contribuir a la felicidad de los demás y al desarrollo de la sociedad humana. Es este voto y el compromiso para actuar en consecuencia, lo que más profundamente armoniza nuestras vidas con la extensa vida del universo y pone de manifiesto nuestro "ego" más noble y elevado.

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