7.8.05

Curso de Budismo. La vida de Nichiren Daishonin (5)

Este material es la traducción de los artículos basados en el libro Kyogaku no Kiso (Fundamentos de estudio del budismo) del Departamento de Estudio de la Soka Gakkai y publicado en la revista mensual de la SGI de Estados Unidos Living Buddhism 2003.
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El objeto de devoción de la enseñanza esencial
“Objeto de devoción” es una traducción del término japonés honzon, que significa objeto fundamental de fe y que es profundamente respetado o venerado. El objeto de devoción de la enseñanza esencial es el elemento esencial de las Tres Grandes Leyes Secretas. Es considerado como la “Única Gran Ley Secreta” dotada de las tres. El término enseñanza esencial, cuando es utilizado junto con cualquiera de las Tres Grandes Leyes Secretas, se refiere a la enseñanza de Nam-myoho-renge-kyo tal como fue expuesta por Nichiren Daishonin. Esto es para distinguirla de la enseñanza esencial del Sutra del Loto, que es una referencia a los últimos catorce capítulos del sutra. El objeto de devoción se expresa en los términos de dos aspectos: la Persona y la Ley. El objeto de devoción en los términos de la Ley es el mandala1 (Gohonzon) inscrito por Nichiren Daishonin, en el cual manifestó el principio universal y la ley de la vida, Nam-myoho-renge-kyo.
Esta Ley constituye el principio fundamental o enseñanza por la cual todos los budas que han existido a través del tiempo y el espacio, han alcanzado la Budeidad; de esta manera constituye la “semilla” por la cual todos los seres vivientes pueden alcanzar la Budeidad. En “Respuesta a Kyo’o”, Nichiren Daishonin describe su inscripción del objeto de devoción como un mandala, diciendo: ”Yo, Nichiren, he inscrito mi vida en tinta sumi, de modo que crea en el Gohonzon con todo su corazón. El deseo del Buda es el Sutra del Loto, pero el alma de Nichiren no es otro que Nam-myoho-renge-kyo” (The Writings of Nichiren Daishonin [WND], pág. 412). Aquí, Nichiren Daishonin indica que Nam-myoho-renge-kyo es la esencia de su propia vida y la esencia del objeto de devoción.
Respecto al formato del mandala del Gohonzon, el Nam-myoho-renge-kyo inscrito de arriba hacia abajo en el centro es el corazón y la base. Los dos budas, Shakyamuni y Muchos Tesoros, y los otros seres diversos que flanquean el Nam-myoho-renge-kyo a la derecha e izquierda, representan cada uno de los diez estados. Ellos son funciones de Nam-myoho-renge-kyo. El Nam-myoho-renge-kyo que corporifica el Gohonzon, es el origen de todos los budas de las tres existencias (el pasado, el presente y el futuro). Es decir, que es el principio fundamental que penetra la vida y el universo y que hace posible que las personas se iluminen. Por esta razón, es considerado como “la semilla original” para el logro de la Budeidad, y su beneficio es insondable.
Nichikan, el 26º sumo prelado de Taiseki-ji y renombrado erudito del Budismo del Daishonin, dice, “Este, en otras palabras, es el origen que da lugar a todos los budas y sutras; es la fuente de la cual ellos derivan. Por consiguiente, el beneficio de todos los budas de las diez direcciones y las tres existencias, iguales en número a las arenas del río Ganges, así como el beneficio de todos los sutras de las diez direcciones y las tres existencias, iguales en número a las partículas de arena –todos, sin excepción, derivan del objeto de devoción del Budismo de la Siembra, que está implícito en el texto [del Sutra del Loto]. Esto es similar a la manera en que cientos y miles de hojas y ramas pueden resultar de una misma raíz. En consecuencia, el beneficio de este objeto de devoción es ilimitado e infinito, y sus funciones místicas vastas e inmensas, profundas y de largo alcance. Por esta razón, si uno abraza la fe en este objeto de devoción e invoca Nam-myoho-renge-kyo aunque sea brevemente, no hay oración que quede sin respuesta, no hay falta que no se perdone, no hay buena fortuna que no se conceda, no hay rectitud que no quede demostrada”. (Nichikan Shonin Mondanshu, pág. 443) (The Collected Commentaries of Nichikan Shonin).

El objeto de devoción en los términos de la Persona
Nichiren Daishonin describió Nam-myoho-renge-kyo como su vida o alma, que él inscribió en tinta sumi. Él despertó a Nam-myoho-renge-kyo como la fuente fundamental de su propia vida y lo corporificó como el objeto de devoción en la forma de un mandala por la causa de todas las personas del Último Día de la Ley. La vida misma de Nichiren Daishonin era idéntica al objeto de devoción en los términos de la Ley. El “Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente” explica, “El objeto de devoción es, de esta manera, la entidad de todo el cuerpo del devoto del Sutra del Loto” (Gosho Zenshu [GZ], pág. 760). El devoto del Sutra del Loto se refiere a Nichiren Daishonin, cuyas acciones concordaban con las del bodhisattva Prácticas Superiores, a quien el buda Shakyamuni confió la esencia del Sutra del Loto. Al mismo tiempo, la realidad interior de la vida de Nichiren Daishonin es el Buda de la alegría ilimitada, iluminado desde el tiempo sin comienzo. El término “tiempo sin comienzo” (kuon ganjo en japonés), se refiere a un pasado más remoto que el tiempo en el cual Shakyamuni alcanzó realmente por primera vez la iluminación de acuerdo con el capítulo “Duración de la vida” (decimosexto) del Sutra del Loto. Es decir, que describe una época más distante que el pasado remoto definido como “kalpas innumerables como sistemas mundiales mayores reducidos a partículas de arena” (gohyaku – jintengo) atrás. En un sentido, el “tiempo sin comienzo” se refiere al momento original en el que Nichiren Daishonin alcanzó la Budeidad, despertando a la realidad de que su vida es una entidad de la Ley Mística que no tiene comienzo ni fin. También podríamos decir que se refiere a la naturaleza eterna de esa Ley y de la Budeidad de quien ha despertado a ella. La expresión “alegría ilimitada”, también traducida como “absoluta libertad” (literalmente, “cuerpo libremente recibido y utilizado”), significa despertar al “yo” que es uno con la original y eterna Ley Mística. El Buda de la Alegría Ilimitada (el Buda del cuerpo que es libremente recibido y utilizado) es quien, con la sabiduría derivada de este despertar, logra y utiliza el ilimitado poder de la Ley Mística.
Nichiren Daishonin, como el devoto del Sutra del Loto, superó repetidas persecuciones mayores y dificultades. Mientras se desarrollaba la más significativa de estas persecuciones, la de Tatsunokuchi, el 12 de septiembre de 1271, él se reveló a sí mismo como el Buda de la alegría ilimitada que había estado iluminado desde el tiempo sin comienzo. Además, él manifestó esta realidad –su “alma”– de una manera gráfica como el Gohonzon de Nam-myoho-renge-kyo.
En sus escritos, Nichiren Daishonin utilizó a menudo la expresión “Shakyamuni, el soberano de las enseñanzas” para indicar el objeto de devoción de la enseñanza esencial. Él estaba hablando de Shakyamuni, “el soberano de las enseñanzas del principio místico de la verdadera causa”, que está implícito en lo profundo del texto del capítulo Duración de la vida. Esta es una expresión que señala al mismo Nichiren Daishonin, quien enseñó y propagó Nam-myoho-renge-kyo como el principio místico de la verdadera causa. El principio místico de la verdadera causa se refiere a Nam-myoho-renge-kyo, la semilla de la Budeidad, la causa fundamental para el logro de la Budeidad o iluminación. Concordantemente, Nichiren Daishonin, quien reveló esta enseñanza y la propagó a la humanidad, es llamado el “soberano de las enseñanzas del principio místico de la Verdadera Causa” o el “maestro de la Verdadera Causa”.
En “Carta a Shimoyama”, Nichiren Daishonin se refiere a sí mismo y su rol, como “el devoto del Sutra del Loto, quien es más valioso que el buda Shakyamuni, el soberano de las enseñanzas”. (GZ, pág. 363).
El registro de las enseñanzas orales de Nichiren Daishonin, “Ciento seis comparaciones”, dice, “... El capítulo ‘Duración de la vida’ en las profundidades de nuestra vida, significa la causa original en las profundidades del capítulo ‘Duración de la vida’ del Budismo de la Cosecha. Yo, Nichiren, soy el maestro de esta doctrina” (GZ, pág. 863). En sus enseñanzas orales, entonces, Nichiren Daishonin también se identifica claramente a sí mismo como el maestro del principio místico de la Verdadera Causa.

La unidad de la Persona y la Ley
La idea de la unidad del objeto de devoción en los términos de la Ley y en los términos de la Persona es conocida como la unidad de la Persona y la Ley, o la “Persona y la Ley en un cuerpo”. Nichiren Daishonin despertó a la realidad de que su vida es una con Nam-myoho-renge-kyo, el objeto de devoción en los términos de la Ley. En consecuencia, él mismo es el objeto de devoción en los términos de la Persona. En otras palabras, la Ley está unida en la realidad, con la vida de Nichiren Daishonin. Así, la vida del Daishonin corporificó la unidad de Persona y Ley. El Daishonin manifestó su vida en la forma de un mandala que, por lo tanto, también corporifica la unidad de Persona y Ley. Mientras la Ley como un objeto de devoción es eterno y penetra el universo, Nichiren Daishonin la expresó en forma concreta para hacer posible que todas las personas crean en ella y la respeten como la base de su vida.

El Santuario de la Enseñanza Esencial
El santuario de la enseñanza esencial es el lugar donde se consagra el objeto de devoción de la enseñanza esencial, y se puede llevar a cabo la fe y la práctica. El santuario se refería originalmente a un lugar donde los discípulos del Buda recibían los preceptos y hacían una promesa en ocasión de su ordenación. En el Budismo, “precepto” indica una regla o norma para proteger contra el error y el mal. En el Budismo de Nichiren Daishonin, abrazar Nam-myoho-renge-kyo, el corazón de la enseñanza esencial del Sutra del Loto, es el único precepto, que contiene el beneficio de mantener todos los preceptos budistas. Por tanto, no hay necesidad de adherir a ningún otro precepto. Abrazar el Gohonzon y hacer emerger la condición de vida de la Budeidad es mantener el único precepto del Budismo de Nichiren Daishonin y, de esa manera, se le pone un alto al mal.
Existen dos aspectos en el santuario esencial: el santuario específico y el santuario general.

El Santuario Específico
El santuario específico se establece en respuesta a la realización del kosen-rufu, y es un lugar en el que personas de todo el mundo pueden ofrecer oraciones. Será una locación importante donde las personas puedan reunirse y hacer la promesa de establecer la paz para toda la humanidad. En su obra, “Las Tres Grandes Leyes Secretas”, Nichiren Daishonin dice que en una época en que la enseñanza de Nam-myoho-renge-kyo se haya establecido entre la gente, es decir, en la época del kosen-rufu, sus seguidores deben “encontrar el mejor lugar que recuerde la tierra pura del Pico del Águila y construir allí el supremo santuario” (GZ, pág. 1022).

El Santuario General
En contraste, el santuario general es el único santuario que existe en la época en que el verdadero aspecto del kosen-rufu está todavía por ser realizado plenamente. Se refiere a cualquier lugar en donde esté consagrado el Gohonzon y las personas estén llevando a cabo la fe y práctica con el firme deseo de propagar ampliamente la Ley. Debido a que posee el mismo significado y beneficio que el santuario específico, en tanto incluye el beneficio de observar todos los preceptos budistas, es llamado en japonés gi no kaidan, que literalmente significa “santuario (plataforma de preceptos) en significado”. Debido a que, en general, se refiere a cualquier lugar donde esté consagrado el Gohonzon y las personas invoquen Nam-myoho-renge-kyo con fe en el Gohonzon, en español es llamado “santuario general”.
Respecto al beneficio del santuario de la enseñanza esencial, Nichiren Daishonin escribe, “Quienes visitan este lugar, pueden expiar inmediatamente las ofensas que han acumulado desde el infinito pasado y transformar sus maldades que derivan de los tres tipos de acción en las tres virtudes” (WND, pág. 1097). De esta manera, en el Budismo de Nichiren Daishonin, la manera fundamental para transformar el karma negativo y la ignorancia por fortuna y sabiduría es colocándose en el santuario –es decir, ante el Gohonzon– e invocando Nam-myoho-renge-kyo. Entonces, el santuario se convierte en el lugar donde cultivamos el mundo de la Budeidad en nuestro interior y lo hacemos emerger.

El Daimoku de la Enseñanza Esencial
Entonar Nam-myoho-renge-kyo con fe ante el objeto de veneración es a lo que se denomina “daimoku, o invocación, de la enseñanza esencial”. Hay dos aspectos: el daimoku de fe y el daimoku de práctica. El daimoku de fe significa creer en el Gohonzon, y el daimoku de práctica significa invocar Nam-myoho-renge-kyo. El daimoku es conocido como la invocación de la enseñanza esencial porque corporifica tanto la fe como la práctica. En su “Carta a Horen”, Nichiren Daishonin escribe, “Si trata de practicar las enseñanzas del sutra [del Loto] sin fe, sería como tratar de encontrar una montaña enjoyada sin manos [para tomar sus tesoros]” (WND, pág. 511). En este sentido, si se invoca Nam-myoho-renge-kyo sin fe en el objeto de devoción de la enseñanza esencial, no se podría decir que se está invocando el daimoku de la enseñanza esencial.
En “La entidad de la Ley Mística”, Nichiren Daishonin dice, “Pero quienes siguen las enseñanzas de Nichiren descartan honestamente las doctrinas erróneas de las enseñanzas provisionales y las teorías incorrectas de los maestros errados y, con toda sinceridad, ponen su fe en la enseñanza correcta y las doctrinas correctas del maestro correcto. Por consiguiente, ellos pueden ganar el loto de la entidad y manifestar el principio místico de la entidad de la Tierra de la Luz Eternamente Apacible. Esto es porque ellos ponen su fe en las palabras doradas del Buda indicado en el capítulo “Duración de la vida” de la enseñanza esencial e invocan Nam-myoho-renge-kyo” (WND, pág. 430). Hasta el punto en que se tiene fe en el objeto de devoción, el daimoku de la enseñanza esencial que invocamos es exactamente el mismo que el Nam-myoho-renge-kyo que Nichiren Daishonin practicó y manifestó en su propia vida. Por tanto, el daimoku de la enseñanza esencial es la misma práctica de la Budeidad que llevó a cabo el propio Nichiren Daishonin. La misma escritura dice también, “Esas personas que descartan honestamente los medios hábiles, que ponen su fe sólo en el Sutra del Loto, e invocan Nam-myoho-renge-kyo, transformarán los tres caminos de los deseos mundanos, el karma y los sufrimientos en las tres virtudes del cuerpo del Dharma, la sabiduría y la emancipación. La triple contemplación y las tres verdades se manifestarán inmediatamente en su mente, y el lugar donde viven se convertirá en la Tierra de la Luz Eternamente Apacible. El Buda que es la entidad de Myoho-renge-kyo, del capítulo “Duración de la vida” de la enseñanza esencial, quien es tanto sujeto que habita como reino habitado, vida y medio ambiente, cuerpo y mente, entidad y función, el Buda eternamente dotado con los tres cuerpos –él se encuentra en los discípulos y creyentes laicos de Nichiren” (WND, pág. 420). Es mediante la “práctica para los demás” que transmitiremos el estado de vida del Buda a todas las personas. Al hacerlo, estamos llevando a cabo la práctica de un Buda y, al mismo tiempo, manifestando el estado de la Budeidad en nuestra propia vida.
El daimoku de la enseñanza esencial abarca tanto la práctica para uno mismo como la práctica para los demás. En “Las Tres Grandes Leyes Secretas” y otras partes, Nichiren Daishonin explica, “Hoy, conforme ingresamos al Último Día de la Ley, el daimoku que invoca ahora Nichiren es diferente al de las eras anteriores. Es el Nam-myoho-renge-kyo que abarca tanto la práctica para uno mismo como para los demás” (GZ, pág. 1022).
Si asociamos la fe y la práctica con la causa y el efecto, entonces, la fe es la causa y la práctica de invocar es el efecto. Dentro de esta relación de causa y efecto, en la médula de la vida, emerge el mundo de la Budeidad. Por esta razón, el daimoku que corporifica tanto la fe como la práctica es una fuente de virtud, sabiduría y beneficio. Por consiguiente, Nichiren Daishonin dice, “Una mente ahora nublada por las ilusiones de la oscuridad innata de la vida es como un espejo empañado, pero cuando es pulido, con seguridad se convertirá en un espejo claro, reflejando la naturaleza esencial de los fenómenos y el verdadero aspecto de la realidad. Haga brotar una fe profunda y, diligentemente, pula su espejo día y noche. ¿Cómo lo debe pulir? Sólo invocando Nam-myoho-renge-kyo” (WND, pág. 4). Como lo explica este pasaje, cuando abrazamos y mantenemos el daimoku dotado de la fe y la práctica, nos refinamos y purificamos, revolucionamos nuestra vida interior y logramos obtener la Budeidad en esta existencia.

La propagación mundial y la transmisión del Budismo hacia el oeste
Nichiren Daishonin estableció el Budismo de las Tres Grandes Leyes Secretas como una religión capaz de salvar a la humanidad de todo el período del Último Día de la Ley. Él predijo que el Budismo de la siembra implícito en las profundidades del Sutra del Loto se propagaría del Japón a la China, y luego a la India y el mundo entero. Esto es conocido como la transmisión del Budismo hacia el oeste. En contraste, la anterior expansión del Budismo de Shakyamuni de la India a la China, Corea y al Japón, que sirvió para beneficiar a las personas de los días Primero y Medio de la Ley es conocida como la transmisión hacia el este. En su obra “Amonestación al bodhisattva Hachiman”, Nichiren Daishonin escribe, “La Tierra de la Luna2 es otro nombre para la India, el lugar donde el Buda hizo su aparición en el mundo. La Tierra del Árbol del Sol es otro nombre para el Japón. ¿Existe alguna razón por la que el sabio deba aparecer aquí? La luna aparece en el oeste y se mueve hacia el este, lo que es una señal de la manera en que las enseñanzas budistas de la India se propagan en dirección al este. El sol se eleva por el este, una auspiciosa señal de cómo las enseñanzas budistas del Japón están destinadas a retornar a la tierra de la India. La luz de la luna no es muy brillante, porque el Buda enseñó [el Sutra del Loto] durante ocho años de su vida. Pero el sol es brillante y eclipsa a la luna, una señal auspiciosa de cómo está destinado a iluminar la larga oscuridad del [Último Día de la Ley que comienza con] quinto período de quinientos años” (GZ, pág. 588).
La declaración de que la luz de la luna es débil y duró por sólo ocho años de la existencia del Buda es una referencia al poder del Sutra del Loto enseñado durante los ocho años finales de la vida de Shakyamuni –es decir, la interpretación literal o superficial de las palabras del sutra. Pero que la luz del sol excede en mucho a la luna en brillantez, se refiere al poder del Budismo de Nichiren Daishonin que eclipsa al Budismo de Shakyamuni. De esta manera, el Daishonin declaró que él expuso la gran enseñanza budista capaz de salvar del sufrimiento a todas las personas a lo largo de los diez mil años del Último Día de la Ley. En un pasaje similar, Nichiren Daishonin dice en “Sobre la profecía del Buda”, “La luna aparece en el oeste y vierte su luz hacia el oeste, pero el sol se eleva en el este y proyecta sus rayos hacia el oeste. Lo mismo se aplica al Budismo. Se propaga de oeste a este en los días Primero y Medio de la Ley, pero viajará de este a oeste en el Último Día” (WND, pág. 401). El Daishonin declara, además, “Yo digo que, sin falta, el Budismo surgirá y fluirá desde el este, desde la tierra del Japón” (WND, pág. 401). La profecía del Daishonin del retorno del Budismo hacia el oeste está siendo realizada en la época actual por la Soka Gakkai, que ha propagado el Budismo de Nichiren Daishonin a 186 países y territorios de todo el mundo. En verdad hemos ingresado a una era en la que la luz del Budismo, capaz de realizar la paz en todo el mundo y la felicidad de todas las personas, se ha extendido a toda la humanidad.
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1. (Sánscrito; mandara en japonés): Un objeto de devoción en el que budas y bodhisattvas son representados o en el que se expresa una doctrina. Muchas escuelas budistas consideran un mandala específico a sus respectivas escuelas como la corporificación de la iluminación o verdad. Fue traducido al chino como “perfectamente dotado” o “racimo de beneficios”.
2. La Tierra de la Luna (Chin Yüeh-chih) era un nombre de la India utilizado en la China y el Japón. En la última parte del siglo III a.C., una tribu del Asia central llamada Yüeh-chih gobernó una parte de la India. Debido a que el Budismo fue llevado a la China a través de ese territorio, parece que los chinos consideraron la tierra de Yüeh-chih (tribu de la luna) como la India misma.

Curso de Budismo. La vida de Nichiren Daishonin (4)

Este material es la traducción de los artículos basados en el libro Kyogaku no Kiso (Fundamentos de estudio del budismo) del Departamento de Estudio de la Soka Gakkai y publicado en la revista mensual de la SGI de Estados Unidos Living Buddhism 2003.
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Las acciones de los campesinos de Atsuhara durante su persecución concordaba con el espíritu descrito en el Sutra del Loto como “sin escatimar jamás nuestro cuerpo o vida” (The Lotus Sutra [LS], cap. 13). Ellos estaban deseando entregar su vida por la causa de su fe. Nichiren Daishonin sintió en esto un importante y decisivo punto. Era que las personas comunes podían resistir la gran persecución con esa firme fe y, en el proceso, proteger la Ley. El primer día del décimo mes de 1279, Nichiren Daishonin declaró en “Sobre las persecuciones acaecidas al Sabio”, que había llegado el momento para que él cumpliera el propósito de su advenimiento a este mundo.
De acuerdo con esta declaración, el duodécimo día del décimo mes de 1279, estableció el Dai-Gohonzon, el objeto de devoción para la iluminación de toda la humanidad.
En “Sobre las persecuciones acaecidas al Sabio”, el Daishonin dice, “Ahora, en el segundo año de Koan (1279), signo cíclico Tsuchinoto-u, han pasado veintisiete años desde que proclamara por primera vez esta enseñanza en el templo Seicho-ji. Fue a la hora del caballo (al mediodía) del vigesimoctavo día del cuarto mes en el quinto año de Kencho (1253), signo cíclico mizunoto-ushi, en el lado sur del salón de la imagen en el Shobutsu-bo del templo Seicho-ji, en el pueblo de Tojo... El Buda cumplió el propósito de su advenimiento en poco más de cuarenta años, al gran maestro T’ien-t’ai le tomó alrededor de treinta años, y al gran maestro Dengyo, unos veinte años. A mí, me tomó veintisiete años, y las grandes persecuciones que afronté durante este período son bien conocidas por todos ustedes” (The Writings of Nichiren Daishonin [WND], pág. 996).
En este pasaje, el Daishonin declara que, pasados veintisiete años desde el establecimiento de su enseñanza en 1253, ahora está cumpliendo el propósito de su propio advenimiento. En el Budismo, el término “propósito de advenimiento” indica el propósito o razón fundamental por el cual aparece un Buda en el mundo. Nichiren Daishonin apareció en el Último Día de la Ley con el único propósito de realizar el gran deseo y juramento del Buda, de salvar a todos los seres vivientes de los más de diez mil años del Último Día de la Ley. Él reveló el Dai-Gohonzon en 1279 en respuesta a la firme fe de los creyentes comunes durante la persecución de Atsuhara. Es la expresión del gran deseo y juramento del Daishonin de salvar a toda la humanidad, a todas las personas comunes de todo el mundo, y con el propósito del kosen-rufu, o la propagación mundial de su enseñanza.

Los tres beneficios de sembrar, madurar y cosechar
La cualidad especial del Budismo que reveló el Daishonin y que propagó para la salvación y la felicidad de las personas del Último Día de la Ley, está contenida en el término “Budismo de la siembra”. Lo que sigue es una discusión del significado de la expresión “Budismo de la siembra”.
“Sembrar” o “plantar la semilla”, se refiere a que el Buda implanta en la vida de todos los seres vivientes la “semilla” para la obtención de la Budeidad. Es decir, que el hecho de que el Buda exponga la enseñanza que es la causa fundamental para el logro de la Budeidad, se compara a un campesino que planta las semillas en un campo. Por consiguiente, el beneficio que la gente deriva de la instrucción del Buda es conocido como “beneficio de la siembra”.
En su carta “Respuesta al señor feudal Soya”, Nichiren Daishonin escribe, El Sutra del Loto es como la semilla, el Buda como el sembrador, y la gente como el campo” (Gosho Zenshu, pág. 1056).
Además de esa concesión de la enseñanza por el Buda, está el beneficio de madurar y cosechar. Juntos son conocidos como los beneficios de sembrar, madurar y cosechar. El segundo, el beneficio de madurar, emana de la acción de nutrir la “semilla” para el logro de la Budeidad que ha sido sembrada dentro de la vida de los seres vivientes. Cultivar y desarrollar la semilla de la Ley dentro de la vida de las personas, para nutrirla y hacerla madurar –esta es la acción de madurar. El tercero, el beneficio de cosechar, se refiere a librar a las personas –aquellas en quienes la semilla de la Budeidad ha madurado– de los sufrimientos del nacimiento y la muerte, y posibilitarles levantar la “cosecha” de la condición de vida de la Budeidad.

El Budismo de la siembra en las profundidades del Sutra del Loto
En su tratado “El objeto de devoción para observar la mente” Nichiren Daishonin escribe: “La enseñanza esencial de la existencia de Shakyamuni y la que reveló al comienzo del Último Día son tanto puras como perfectas [en cuanto conducen directamente a la Budeidad]. Sin embargo, el de Shakyamuni es el Budismo de la cosecha, y éste es el Budismo de la siembra. La esencia de su enseñanza es un capítulo y dos mitades, y la esencia de la mía son sólo los cinco caracteres del daimoku” (WND, pág. 370)
Con la expresión “tanto puras como perfectas” Nichiren Daishonin indica que la enseñanza esencial del Sutra del Loto, desde la perspectiva de las personas en la época de Shakyamuni y la enseñanza budista propagada por Nichiren Daishonin al comienzo del Último Día de la Ley, son enseñanzas puras y perfectas. Diciendo que “el de Shakyamuni... es el Budismo de la cosecha, y éste es el Budismo de la siembra”, sin embargo, él resalta la diferencia entre las dos enseñanzas. La Enseñanza Esencial del Sutra del Loto está asociada con el beneficio de cosechar el fruto de las semillas de la Budeidad. En contraste, el Budismo de Nichiren Daishonin en el Último Día de la Ley es la enseñanza de la “siembra” de las semillas para la obtención de la Budeidad.
Él también dice, “La esencia de su enseñanza es un capítulo y dos mitades, y la esencia de la mía son sólo los cinco caracteres del daimoku”. Con “un capítulo y dos mitades”, el Daishonin se refiere a la enseñanza esencial del Sutra del Loto que revela a Shakyamuni como el Buda que alcanzó la iluminación en el remoto pasado, expone sobre su comportamiento, y revela el estado de la Budeidad. Específicamente, se refiere a la última mitad del capítulo “Irrumpir de la Tierra” (decimoquinto), todo el capítulo “Duración de la vida” (decimosexto) y la primera mitad del capítulo “Distinción de beneficios” (decimoséptimo). Aquí, el estado de la Budeidad todavía es expresado como un efecto o realización –la cosecha de la Budeidad en la vida de Shakyamuni como el efecto de causas pasadas.
La enseñanza o Ley por la cual las semillas o causas para esta Budeidad fueron sembradas no se revela. A manera de analogía, la enseñanza contenida en “un capítulo y dos mitades” puede ser comparada con el fruto sin semillas: La pulpa del fruto está allí, pero no hay semillas para plantar en la vida de las personas. Siguiendo esta lógica, la revelación de la iluminación del Buda en el remoto pasado en el capítulo “Duración de la vida” ya no puede servir más como semilla, o causa, para que todas las personas alcancen la Budeidad, así como una naranja sin semillas no puede producir un árbol de naranjas.
Si bien el Budismo de la siembra no está explícitamente expuesto en el texto del capítulo “Duración de la vida”, sí está implícito en el pasaje que dice “originalmente yo practiqué el camino del bodhisattva” (LS 16). Por esta razón, el Budismo de la siembra está referido como la enseñanza “escondida en las profundidades” del capítulo “Duración de la vida”.
En “El objeto de devoción”, Nichiren Daishonin se refiere al principio de los tres mil reinos en un simple momento de vida como la “semilla de la Budeidad”. (“Sin la semilla de la Budeidad, es decir, los tres mil reinos en un simple momento de vida, los seres sensibles no pueden convertirse en budas...”) (WND, pág. 365). Además, en “La apertura de los ojos” él describe el verdadero significado del principio de los tres mil reinos en un simple momento de vida como: “Esta es la doctrina de la causa original y el efecto original. Revela que los nueve mundos están presentes en la Budeidad sin comienzo y esa Budeidad está inherente en los nueve mundos sin comienzo. Esta es la verdadera posesión mutua de los Diez Mundos, los cien mundos y los mil factores, los tres mil reinos en un simple momento de vida” (WND, pág. 236). Esta, explica él, es la enseñanza “escondida en las profundidades del capítulo ‘duración de la vida’”.
Siendo consideradas impermanentes, las vidas de los seres humanos comunes que manifiestan los nueve mundos, en realidad están imbuidas del estado de vida de la Budeidad que no tiene comienzo ni fin. Además, este estado de Budeidad fundamentalmente valioso y digno de respeto, es una expresión de la Ley Mística cuando se revela desde el interior de los estados de vida de los nueve mundos, que son original y eternamente inherentes a la existencia humana.
La enseñanza budista que inspira y conmueve a las personas en la esencia de la vida misma, que revela y explica los maravillosos principios de la posesión mutua de los diez mundos y los tres mil reinos en un simple momento de vida de una manera clara y lógica, constituye la verdadera causa para que todas las personas despierten a la Ley eterna. Es la semilla por la que todas las personas pueden alcanzar la Budeidad.
Nichiren Daishonin propagó esta enseñanza de la siembra con el propósito de aliviar los sufrimientos de las personas del Último Día de la Ley, posibilitándoles así desarrollar la semilla de la Budeidad, el verdadero principio de los tres mil reinos en un simple momento de vida.

El poder del Budismo de la siembra
Existen dos aspectos dentro del concepto de sembrar la semilla para la obtención de la Budeidad: 1) permitir a una persona oír la Ley, o la enseñanza del Buda, y 2) hacer surgir una mente de fe, o la aspiración a la iluminación.
Posibilitarle a otro oír la Ley significa exponer la Ley que contiene la semilla para la obtención de la Budeidad independientemente de si, como resultado, la otra persona abraza la fe en ella. El que las personas abracen la fe o no es un tema diferente a sembrar la semilla para la obtención de la Budeidad enseñándole la Ley a los demás.
La siembra que conduce a la fe se refiere a las ocasiones en las que se enseña la Ley a otra persona y esa persona abraza la fe. El que el oyente abrace la fe o no depende de su capacidad e inclinación. Específicamente, sembrar permitiendo que otra persona escuche la Ley es la única manera verdadera de “sembrar” o plantar la semilla de la Budeidad. “Hacer surgir una mente de fe” describe un posible resultado de la siembra, en el sentido de que el oyente llega a creer inmediatamente en la enseñanza que contiene la semilla de la Budeidad.
Debido a que la enseñanza de la siembra explica la realidad de la vida, tiene el poder para influir en la vida de las personas en un nivel muy profundo. Sin embargo, y precisamente por esta razón, quienes escuchan esta enseñanza de la siembra pueden no abrazar la fe en ella y, más bien, reaccionar en su contra. Respecto a este punto, el gran maestro Miao-lo dijo, “Sea que uno la acepte o la rechace, lo que uno oye forma una condición [para la obtención de la Budeidad]” (GZ, pág. 415).
Describiendo Nam-myoho-renge-kyo como la enseñanza de “sembrar permitiéndole a uno escuchar la Ley”, Nichiren Daishonin dice, “Cuando uno invoca Nam-myoho-renge-kyo, el Tathagata originalmente inherente en la vida se revela; cuando las personas escuchan la voz invocando Nam-myoho-renge-kyo, las ofensas que han acumulado a lo largo de un extenso período de innumerables asamkhya kalpas se extinguen; si alguien escucha Nam-myoho-renge-kyo siquiera por un momento y en ese tiempo surge un corazón de alegría, entonces esa persona alcanza la Budeidad en su forma presente. Aun cuando no se abrace la fe, si se siembra la semilla y ésta madura, definitivamente se alcanzará la Budeidad... Este mundo saha es un reino en el cual se alcanza el camino a través del sentido de oído” (GZ, pág. 415)
Hablando en términos generales, si bien el Budismo de Shakyamuni tiene el poder para hacer posible que cualquiera que posea sembrada la semilla para el logro de la Budeidad escuchando la Ley haga surgir su fe, no posee el poder para sembrar para posibilitarle a otros escuchar la Ley por primera vez.
En el capítulo “Duración de la vida” del Sutra del Loto, considerado como la esencia del Budismo de Shakyamuni, él enseña que su estado de vida de Budeidad siempre presente es un “efecto” que alcanzó mediante la práctica. Pero él no enseña la semilla de la Budeidad, expresada como el principio de los tres mil reinos en un simple momento de vida.
El capítulo “Duración de la vida” contiene el beneficio de la cosecha –el poder para cosechar el fruto de la Budeidad que existe en la vida de aquellos cuya capacidad ha madurado. Su audiencia está compuesta por aquellos que ya tenían la semilla para el logro de la Budeidad sembrada en su vida escuchando la Ley Mística.
Sin embargo, no posee el poder para capacitar a las personas para recibir la semilla de la Budeidad, porque no expresa concretamente la Ley que es la semilla de la Budeidad, implantando así esa semilla en su por vez primera.
En los días Primero y Medio de la Ley, las personas hacían surgir su fe a través del Budismo de la maduración y la cosecha de Shakyamuni en virtud de su pasada conexión con esa enseñanza. De esa manera, ellos alcanzaban los “beneficios conspicuos” de la maduración y la cosecha. Las personas del Último Día de la Ley, sin embargo, no tienen conexión previa con el Budismo de Shakyamuni. Más bien, encontrando el Budismo del Daishonin, que tiene el poder de “sembrar para posibilitar que las personas escuchen la Ley”, recibiendo de esa manera la “semilla” de la Budeidad, las personas de esta era pueden activar la semilla de la Budeidad en su vida por primera vez. El propósito del Budismo es capacitar a las personas para que superen su sufrimiento y alcancen la iluminación, o la felicidad absoluta y duradera. Para lograr esto en la época actual, sin embargo, requiere de un cambio de enfoque para pasar del Budismo de Shakyamuni, que está orientado a la maduración y la cosecha de una semilla de la iluminación ya plantada, hacia el Budismo del Daishonin, cuya característica fundamental está en la capacidad para implantar la semilla de la iluminación en la vida de las personas, capacitándolas para escuchar la Ley.

Las Tres Grandes Leyes Secretas
Nichiren Daishonin transmitió su Budismo de la siembra al futuro para salvar a todas las personas del sufrimiento a lo largo del período de diez mil años del Último Día de la Ley. Lo hizo para establecer las Tres Grandes Leyes Secretas, como los tres principios inigualables implícitos en el Budismo de la siembra. Ellos son: 1) el objeto de devoción (honzon en japonés) de la enseñanza esencial, 2) el santuario (kaidan en japonés, literalmente “plataforma de preceptos”) de la enseñanza esencial, y 3) el daimoku, o invocación, de la enseñanza esencial. La enseñanza de las Tres Grandes Leyes Secretas constituye la razón del advenimiento de Nichiren Daishonin en este mundo y la esencia de su doctrina.

La relación entre las Tres Grandes Leyes Secretas y el Sutra del Loto
Para salvar a las personas del Último Día de la Ley de los sufrimientos, Nichiren Daishonin reveló el estado de vida que él alcanzó, que corporificaba la Ley Mística de una manera que concordaba con un concepto budista conocido como las tres clases de saber. Estos son los preceptos, la meditación y la sabiduría, expresados como las Tres Grandes Leyes Secretas.
Las tres clases de saber en el Budismo –los preceptos, la meditación y la sabiduría– representan las formas básicas o los componentes de la práctica budista. Originalmente, los preceptos constituían la confirmación de las reglas de disciplina; la meditación se refería a enfocar la mente o la concentración en un objeto de meditación específico; y la sabiduría significaba la capacidad para percibir la verdad, o la verdadera naturaleza de todas las cosas.
Respecto a la relación correspondiente entre las Tres Grandes Leyes Secretas y las tres clases de saber, el objeto de devoción de la enseñanza esencial corresponde a la meditación; el santuario, o la “plataforma de los preceptos” corresponde a los “preceptos” y el daimoku, o la invocación, de la enseñanza esencial, a la sabiduría.
La doctrina de las Tres Grandes Leyes Secretas revela la semilla o enseñanza de la Budeidad que está escondida, o implícita (de aquí el término “secreto”) en lo profundo del texto del capítulo “Duración de la vida”. Esto concuerda con la enseñanza esencial que se pretende propagar en el período posterior a la muerte del buda Shakyamuni, que él confió al bodhisattva Prácticas Superiores tal como está descrito en el capítulo “Los poderes sobrenaturales de El Que Así Llega” (vigesimoprimero) del Sutra del Loto. Nichiren Daishonin era consciente de que él estaba destinado a cumplir la misión del bodhisattva Prácticas Superiores, a quien el Buda había confiado esta enseñanza. Con esta conciencia, él leyó el Sutra del Loto con su vida, es decir, con su propia acción, propagándolo incluso mientras soportaba grandes persecuciones. Como resultado, dentro de su vida él manifestó la Ley Mística del tiempo sin comienzo implícito en lo profundo del texto del capítulo “Duración de la vida”.
En su obra “Sobre las Tres Grandes Leyes Secretas”, Nichiren Daishonin dice, “Yo expliqué que el Sutra del Loto es la única gran razón por la que los budas aparecen en el mundo. Esto se debe a que es el sutra que contiene estas tres grandes leyes secretas” (GZ, pág. 1023). Como lo implica este pasaje, el Sutra del Loto constituye el propósito de la aparición de Shakyamuni en este mundo porque contiene, implícito en lo profundo de sus pasajes, la Ley Mística o la semilla de la Budeidad. Esta semilla es Nam-myoho-renge-kyo, que corporifica las Tres Grandes Leyes Secretas. Propagar esta enseñanza es realizar el propósito del advenimiento del Buda, que es capacitar a todas las personas para que alcancen la Budeidad. Nichiren Daishonin se refirió a las Tres Grandes Leyes Secretas como los “tres importantes asuntos del capítulo ‘Duración de la vida’” (“Los deseos mundanos son iluminación”, WND, pág. 317). Él estableció las Tres Grandes Leyes Secretas como la corporificación de la Ley Mística implícita en la enseñanza esencial, la enseñanza capaz de conducir a todas las personas hacia la iluminación, que él manifestó como una realidad dentro de su propia vida.

La Única Gran Ley Secreta y la Seis Grandes Leyes Secretas
La base de las Tres Grandes Leyes Secretas es la Única Gran Ley Secreta –el objeto de devoción de la enseñanza esencial, o el Gohonzon. En forma gráfica, Nichiren Daishonin manifestó Nam-myoho-renge-kyo, la Ley Mística del tiempo sin comienzo que él realizó en su vida, como un mandala llamado Gohonzon.
En “Respuesta al señor feudal Nanjo” Nichiren Daishonin escribe: “En lo profundo de esta carne mortal yo preservo la Ley secreta fundamental heredada del buda Shakyamuni, el señor de las enseñanzas, en el Pico del Águila” (WND, pág. 1097). En “Carta a Soya Nyudo”, él dice, “Con el ojo de Buda del Honrado por el Mundo de la Gran Iluminación, entendiendo el Último Día de la Ley, para corregir las dos clases de ofensas, aquellos de la oposición y la calumnia, yo he establecido esta Única Gran Ley Secreta... En otras palabras, [son] los cinco caracteres del Myoho-renge-kyo, los cinco importantes principios de nombre, forma, esencia, función y enseñanza” (GZ, pág. 1030).
Abrazar el objeto de devoción de la enseñanza esencial es el precepto fundamental del Budismo de Nichiren Daishonin. De esta manera, el lugar donde está consagrado el Gohonzon es llamado “santuario” (kaidan en japonés, literalmente, plataforma de preceptos) de la enseñanza esencial. “Preceptos” (kai en japonés) significa “proteger contra el error y detener el mal”.
Creer en este objeto de devoción de la enseñanza esencial, e invocar la Ley Mística que abarca tanto la práctica para uno mismo como la práctica para los demás, es el daimoku o la invocación de la enseñanza esencial. En consecuencia, el santuario, que indica el lugar donde se mantienen los preceptos, y el daimoku, están incluidos en el objeto de devoción de la enseñanza esencial la Única Gran Ley Secreta, y surgen de ella.
Además, las Tres Grandes Leyes Secretas se extienden más, como seis principios, o Seis Grandes Leyes Secretas. Dentro del objeto de devoción de la enseñanza esencial, están los dos elementos de la Persona y la Ley. El objeto de devoción en los términos de la Persona, es Nichiren Daishonin, quien está dotado con las tres virtudes de soberano, maestro y padres del Budismo de la siembra del Último Día de la Ley. Él enseñó la Ley Mística, corporificando la realidad del “Buda de la alegría ilimitada del tiempo sin comienzo” como la realidad interior de su propia vida. El objeto de devoción en los términos de la Ley es el Gohonzon. Esta es la manifestación en forma gráfica de Nam-myoho-renge-kyo, los verdaderos tres mil mundos en un simple momento de vida que es la semilla de la Budeidad; la enseñanza implícita en el capítulo “Duración de la vida”.
El santuario de la enseñanza esencial también tiene dos aspectos: el santuario general y el santuario específico. Nichiren Daishonin menciona el santuario específico en “Las Tres Grandes Leyes Secretas” como un santuario que debe ser establecido en respuesta a la amplia propagación de la Ley Mística, o kosen-rufu. El Daishonin estableció el Dai-Gohonzon del santuario de la enseñanza esencial como el Gohonzon a ser consagrado en este santuario formal o específico. El santuario general se refiere a cualquier lugar donde esté consagrado el objeto de devoción de la enseñanza esencial y, por consiguiente, tiene el mismo significado del santuario específico.
Finalmente, el daimoku, o invocación, de la enseñanza esencial también tiene dos aspectos, que son la fe y la práctica. El daimoku de fe significa creer en el Gohonzon; el daimoku de práctica se refiere, a la práctica de invocar Nam-myoho-renge-kyo, así como a propagar la enseñanza de Nam-myoho-renge-kyo para beneficio de los demás.
En resumen, si expandimos las Tres Grandes Leyes Secretas tal como se describe, ellas se convierten en: 1) el objeto de devoción en los términos de la Persona; 2) el objeto de devoción en los términos de la Ley; 3) el santuario específico; 4) el santuario general; 5) el daimoku de fe; y 6) el daimoku de práctica.
Se dice que estos seis elementos se expanden más aún como el “almacén de tesoros de 80.000 enseñanzas”, que representan todas las enseñanzas y sutras expuestos por el Buda. A la inversa, las ochenta mil enseñanzas budistas pueden condensarse en estos seis principios, las Seis Grandes Leyes Secretas, que están más conjugadas en las Tres Grandes Leyes Secretas, y finalmente en la Única Gran Ley Secreta, el Objeto de Devoción de la Enseñanza Esencial, el Gohonzon. De esta manera, se considera que el objeto de devoción de la enseñanza esencial corporifica todas las enseñanzas y principios budistas.

Curso de Budismo. La vida de Nichiren Daishonin (3)

Este material es la traducción de los artículos basados en el libro Kyogaku no Kiso (Fundamentos de estudio del budismo) del Departamento de Estudio de la Soka Gakkai y publicado en la revista mensual de la SGI de Estados Unidos Living Buddhism 2003.
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El devoto del Sutra del Loto en el Último Día de la Ley
Nichiren Daishonin dedicó su vida entera al establecimiento de un “Budismo del pueblo” que perdure mucho en el futuro –una enseñanza capaz de conducir a toda la humanidad de la desesperanza y la miseria a una genuina felicidad.
El Daishonin sostuvo la filosofía del Sutra del Loto, que enseña que dentro de la vida de todas las personas existe el estado de vida más valioso y más digno de respeto llamado Budeidad. Con un considerable riesgo de su propia vida, él continuó insistiendo en que cada persona alcanzaría este estado que se compara al Buda.
Además, estableció el medio por el cual todas las personas comunes acceden a su estado de vida de la Budeidad inherente, revelando la enseñanza por la cual se iluminan todos los budas. Esa enseñanza es la Ley Mística, la verdadera fuente de todos los fenómenos del universo, que el Daishonin manifestó como Nam-myoho-renge-kyo de las Tres Grandes Leyes Secretas.
El Budismo ha predicho desde hace mucho tiempo que los conflictos y la confusión surgirían dentro de sus propias filas durante la era en la que vivió el Daishonin. Nichiren Daishonin citó a menudo al Buda en un pasaje del sutra de la Gran Colección respecto a este período: “Las riñas y las disputas surgirán entre los adherentes a mis enseñanzas, y la Ley Pura caerá en la oscuridad y se perderá” (“La selección del tiempo, The Writings of Nichiren Daishonin [WND], págs. 540-41). Por este y otros pasajes, para el Daishonin era evidente que, por la época de su nacimiento, el Budismo de Shakyamuni ya no podía aliviar el sufrimiento de las personas.
Con esta convicción, el Daishonin comenzó su práctica de shakubuku. Él utilizó este término para describir la propagación de su enseñanza con el propósito de atravesar las ilusiones profundamente sostenidas por las personas y posibilitarles creer en la Ley Mística como el más fundamental de los principios. Sus esfuerzos para propagar su enseñanza provocó una intensa reacción. El Daishonin fue calumniado y difamado por el pueblo, y severamente perseguido por las autoridades políticas, que lo exiliaron y casi lo ejecutan. Tales persecuciones y dificultades no podían ser evitadas; eran el resultado natural de los esfuerzos del Daishonin por establecer y propagar su “Budismo de la siembra” para la salvación de todas las personas del Último Día de la Ley.
Nichiren Daishonin perseveró frente a estas persecuciones por su inmensa misericordia y su promesa de remover el sufrimiento de toda la humanidad en el futuro.
A continuación, discutiremos la relación entre el Sutra del Loto y el Budismo de Nichiren Daishonin.

La promesa del Daishonin de salvar a todas las personas del Último Día
El Budismo de Nichiren Daishonin comenzó con su promesa de salvar a todas las personas de su sufrimiento. Su juvenil oración para convertirse en “la persona más sabia de todo el Japón” (“El maestro Tripitaka Shan-wu-wei”, WND, 175) expresaba su intención de dominar las enseñanzas budistas para aliviar la miseria de su sociedad. Basado en este firme deseo y oración, el Daishonin en efecto obtuvo gran sabiduría. Después de viajar por todas partes para estudiar las escrituras budistas, él concluyó que el Sutra del Loto era supremo entre todos los sutras budistas y afirmó su misión para propagar el principio esencial de ese sutra, la Ley Mística. En su corazón, él estaba consciente de que su misión era la del bodhisattva Prácticas Superiores, el líder de los Bodhisattvas de la Tierra. Él también estaba preparado para las grandes persecuciones que, con seguridad, acompañarían la realización de esa misión y, con esa determinación, emprendió su práctica como el devoto, o el verdadero practicante, del Sutra del Loto.
En 1253, en el vigesimoctavo día del cuarto mes, Nichiren Daishonin refutó las enseñanzas del Nembutsu, o Tierra Pura, e invocó vigorosamente Nam-myoho-renge-kyo, declarando públicamente y por primera vez la enseñanza correcta para la felicidad de las personas del Último Día de la Ley. En lugar de ver este evento, que tuvo lugar en el templo Seicho-ji, como el establecimiento de una nueva orden budista, más exacto sería considerarlo como el establecimiento de un principio religioso –la esencial Ley de Nam-myoho-renge-kyo. Asimismo, esta fue la ocasión en que el Daishonin prometió, como el devoto del Sutra del Loto, dedicar su vida a la salvación de las personas del Último Día, sin retroceder jamás ante los grandes obstáculos y persecuciones.
Él cambió su nombre de Rencho a Nichiren en ese momento, explicando “el darme a mí mismo el nombre Nichiren (Sol Loto) deriva de mi propia iluminación respecto al vehículo del Buda” (“Carta a Jakunichi-bo, WND, 993). Esto significa que por sí mismo, el Daishonin se hizo consciente de la Ley de la iluminación del Buda. Su nombre es una expresión de su profundo despertar.
El carácter nichi de Nichiren indica el sol, que disipa la oscuridad de la noche y posibilita que todos los seres vivientes vean. La Ley Mística brilla como el sol dentro de la vida de una persona que ha despertado a esa Ley. Su brillantez se manifiesta en el carácter, la forma de hablar y el comportamiento de una persona que, a su vez, disipa la oscuridad del sufrimiento que pende sobre la vida de las personas.
Ren indica la flor de loto blanca, que florece bellamente aun cuando crece en un estanque fangoso. Esta es una metáfora para la Ley Mística, la condición de vida de la Budeidad, y su correspondiente poder para florecer de manera pura dentro de la vida de los seres humanos comunes, independientemente de lo impuros o imperfectos que puedan ser. Ren, el loto, expresa así la dignidad inherente y lo precioso de la vida humana.
El Sutra del Loto enseña que el bodhisattva Prácticas Superiores, a quien se confió la propagación del sutra en el Último Día, funciona como el sol para iluminar la oscuridad de los seres vivientes. También indica que la flor de loto representa el florecimiento de la pura flor de la iluminación desde el interior del fangoso estanque de la sociedad humana.
Adoptando el nombre de Nichiren, el Daishonin transmitió su resolución para cumplir la misión del bodhisattva Prácticas Superiores.

Las grandes persecuciones del Daishonin y la lectura del Sutra del Loto con su vida
Nichiren Daishonin enfrentó persecuciones religiosas desde el día que declaró el establecimiento de sus enseñanzas, en 1253. Con su entrega de “Sobre establecer la enseñanza correcta para construir la paz sobre la Tierra” en 1260, la oposición se incrementó y fue confrontado con una gran persecución tras otra. El Daishonin escribió, “Las molestias y hostilidades menores han sido incontables, pero las persecuciones principales suman cuatro” (Los principales escritos de Nichiren Daishonin [PE], vol. 2, pág. 203). Estas cuatro persecuciones mayores son: 1) la persecución de Matsubagayatsu, 2) el exilio en Izu, 3) la persecución de Komatsubara, y 4) la persecución de Tatsunokuchi y su subsecuente exilio en la isla de Sado. El Daishonin fue despreciado y calumniado por las personas de diversos los niveles de la sociedad. Fue exiliado dos veces por las autoridades gubernamentales y casi muerto en más de una ocasión, incluyendo un ataque por guerreros armados y un intento por decapitarlo.
El Sutra del Loto enseña que el devoto del sutra en el Último Día de la Ley enfrentará oposición en la forma de los “tres enemigos poderosos”. Además, el sutra describe al devoto, o el practicante genuino, como alguien que tiene que enfrentar otros diversos tipos de dificultades. Estas incluyen ataques con “espadas y varas” y “piedras y lajas”, ser desterrado “una y otra vez”, así como ser injuriado con “maldiciones e improperios”.
Las persecuciones y dificultades que afrontó el Daishonin concordaron exactamente con estos pasajes del Sutra del Loto. Debido a que el Daishonin experimentó tan evidentemente las enseñanzas del Sutra del Loto con su vida misma, se dice que él “leyó el Sutra del Loto con su cuerpo”, o que lo leyó con su vida. Leyendo el Sutra del Loto con su vida, el Daishonin pudo demostrar que las palabras del sutra concordaban con la realidad. Esa realidad lo revelaba a él como el devoto del Sutra del Loto –el bodhisattva Prácticas Superiores– a quien el buda Shakyamuni confió la propagación del Sutra del Loto en el Último Día. Ese encargo se refiere a la transmisión que hizo el Buda de sus enseñanzas y la misión para propagar esas enseñanzas después de su muerte.

La esencia del Sutra del Loto: El Buda es un mortal común, y el mortal común es el Buda
En “La apertura de los ojos”, el Daishonin escribió: “En lo que concierne a comprender el Sutra del Loto, mi capacidad es sólo una mínima parte de la inmensa erudición que tuvieron T’ien-t’ai y Dengyo. Pero, en lo que respecta a mi capacidad de soportar la persecución y a la inmensidad de mis profundos sentimientos hacia el pueblo, sé que ellos mismos se quedarían mudos de asombro y de respeto ante mí” (PE, vol. 1, pág. 107). De aquí, podemos suponer que su condición de vida de gran misericordia le posibilitó soportar tan severa opresión. En la misma escritura, él declaró: “Que las deidades me abandonen. Que todas las persecuciones se abatan sobre mí. Así y todo, daré mi vida por la Ley... Seré el pilar del Japón. Seré los ojos del Japón. Seré el gran navío de este pueblo. ¡He aquí mi juramento, y jamás lo abandonaré!” (PE, vol. 2, págs. 188 – 89).
Este pasaje puede ser considerado como el “rugido de león” del Daishonin, que expresa su resolución para superar todas las persecuciones para salvar del sufrimiento a todos los seres vivientes del Último Día. Además, diciendo, “Yo, Nichiren, soy el soberano, el maestro, el padre y la madre de todo el pueblo del Japón” (PE, vol. 2, pág. 199), él declaró que es el Buda del Último Día de la Ley.
En resumen, debido a su gran misericordia, el Daishonin luchó para salvar del sufrimiento a todas las personas a lo largo del Último Día, y eso hizo que encontrara y tuviera que soportar grandes persecuciones. El hecho de enfrentarlos le posibilitó, como un mortal común, manifestar el estado de la Budeidad. Al continuar encontrando persecuciones como estaba predicho en el Sutra del Loto y emerger victorioso cada vez, él ejemplificó la esencia misma del Sutra del Loto –que una persona común puede hacer emerger el inmenso poder de la Budeidad fundamental para la vida humana; que una persona común es un Buda, y que el Buda es una persona común.
En consecuencia, el Daishonin dijo: “De no haber sido por el advenimiento de Nichiren en el Último Día de la Ley, el Buda habría sido un gran mentiroso, y el testimonio ofrecido por el buda Taho y los demás budas habría sido falso. En los más de dos mil doscientos treinta años transcurridos desde la muerte del Buda, yo, Nichiren, soy la única persona en todo el mundo que ayudó a demostrar la veracidad de sus palabras” (“Sobre las persecuciones acaecidas al Buda”, PE, vol. 1, pág. 245). En el Sutra del Loto, Shakyamuni confía el núcleo y la esencia del sutra –Nam-myoho-renge-kyo– al bodhisattva Prácticas Superiores y le encarga la propagación de esa enseñanza en el Último Día. Plenamente autorizado para propagar la esencia de la enseñanza del Buda, Prácticas Superiores puede ser considerado como el “Señor de las Enseñanzas” (un título dado a Shakyamuni en los sutras), o el verdadero maestro del Último Día de la Ley.
Nichiren Daishonin, quien demostró a través de sus acciones que era el “Señor de las Enseñanzas” del Último Día, comenzó su lucha en esta capacidad para salvar a las personas.

Descartando lo transitorio y revelando lo verdadero
La persecución de Tatsunokuchi fue un evento sumamente importante en los esfuerzos de toda la vida del Daishonin para propagar sus enseñanzas. En “La apertura de los ojos”, que escribiera en Sado al año siguiente, él explicó el significado de este incidente: “En el duodécimo día del noveno mes del año pasado, entre las horas de la rata y el buey (entre las 23 y las 3), esta persona llamada Nichiren fue decapitada. Lo que ha llegado a la isla de Sado es su alma, y es ella la que, en el segundo mes de este año, aislada por la nieve, se encuentra escribiendo estas palabras destinadas a sus discípulos cercanos” (PE, vol. 2, pág. 166).
Aquí, podemos interpretar el término alma con el significado de la realidad interior de la verdadera iluminación –la condición del “Buda de la absoluta libertad iluminado desde el tiempo sin comienzo” que el Daishonin manifestó en su vida. Este es “El Que Así llega” o Buda eterno, que concuerda con la eterna Ley Mística, la esencia y la fuente de todas las cosas y fenómenos del universo.
Durante la persecución de Tatsunokuchi, Nichiren Daishonin descartó su identidad transitoria –o temporal– como una persona común “en la etapa de escuchar el nombre y las palabras de la verdad”. Permaneciendo como un mortal común, él reveló su verdadera naturaleza e identidad, su condición de vida fundamental como el “Buda de la absoluta libertad iluminado desde el tiempo sin comienzo”. Este proceso es conocido como “descartar lo transitorio y revelar lo verdadero”.
Respecto a la identidad transitoria del Daishonin –“una persona común en la etapa de escuchar el nombre y las palabras de la verdad”– “el nombre y las palabras de la verdad” se refiere a las palabras de las enseñanzas del Buda. Este término es una referencia a una persona que acepta y entiende las palabras del Buda, y que está en la etapa de dar el primer paso en la práctica budista sin recibir todavía ninguno de los frutos de esa práctica. Esto describe a un principiante, una persona común que desea practicar las enseñanzas del Budismo.
“Tiempo sin comienzo” es una traducción del término japonés kuon ganjo, que literalmente significa “comienzo original muy lejano”. Sin embargo, este término no significa simplemente un punto primordial en el tiempo, ni el punto que señala el origen del universo –como un evento singular como el “big bang”, por ejemplo. Más bien, se refiere a la naturaleza eterna de la vida que no tiene comienzo ni fin. En otras palabras, “tiempo sin comienzo” se refiere a la fuente de la vida, original y eterna. “El Buda de la alegría ilimitada” también es traducido como “el Buda del cuerpo de la recompensa libremente utilizada”, o “el Buda de la absoluta libertad”. Esta es una referencia al Buda que ha abierto el ilimitado poder del mundo de la Budeidad dentro de su propia vida, despertando a la realidad de que la vida misma es la vida de la Budeidad desde el “tiempo sin comienzo”.
Después de descartar su identidad transitoria y revelar su verdadera identidad, el Daishonin manifestó su vida como el Buda de la ilimitada alegría iluminado desde el tiempo sin comienzo, en la forma gráfica de un mandala llamado Gohonzon. Él inscribió el Gohonzon para que todas las personas lo veneren como su objeto de devoción, la corporificación de la Ley que es la fuente fundamental de sus vidas.
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Notas:
1. Tres enemigos poderosos: Tres tipos de personas arrogantes, hostiles a los practicantes del Sutra del Loto. Descritos por Miao-lo (711 – 782) basado en pasajes del capítulo El aliento a la devoción (decimotercero) del sutra, ellos son personas laicas arrogantes, sacerdotes arrogantes, y falsos sabios arrogantes.