13.1.05

Entre la Muerte y el Renacer. Segunda Parte: El Viaje a Través de la Existencia Intermedia

Traducción del "Seikyo Times", Febrero 1987,
por Pedro Seckinger
Revisión de Celia Prades

Este artículo, escrito por Yoichi Kawata, Vicepresidente de la Soka Gakkai, fue publicado en tres entregas. La versión completa apareció por primera vez bajo el titulo de "Budismo y Ciencia Medica: Hacia el Establecimiento de una Perspectiva Correcta de la Muerte y el Renacer" (jap. Buppo to Igaku: Shieseikan no Kakuritsu no Tame ni) en el periódico Kyogaku Kenya Koza, vol. 6 (Instituto de Filosofía Oriental de Tokio, 1985).

Segunda Parte: El Viaje a Través de la Existencia Intermedia
Descripciones provenientes del Juo Santan Sho


El Juo Santan Sho (En alabanza a los diez Reyes) (12), uno de los primeros escritos de Nichiren Daishonin, describe el viaje a través de la existencia intermedia, es decir, a través del intervalo entre la muerte y el renacer, haciendo referencia a creencias populares de esa época, probablemente de origen chino, en diez reyes del otro mundo que, según se afirmaba, juzgan a los difuntos. La descripción comienza con la escena de una persona difunta caminando a solas a través de una vasta y oscura planicie.
"Cuando una persona muere, vaga a solas a través de una vasta planicie. Esto se llama el viaje a través de la existencia intermedia. Si trata de avanzar a lo largo del sendero, no puede encontrar provisiones para llevar consigo; si intenta detenerse a medio camino, no puede hallar ningún lugar donde permanecer. Aun cuando desee avanzar, no puede disponer de provisiones; aun cuando desee detenerse, no existe ningún lugar donde permanecer. Además, se dice que la oscuridad es igual a la de la noche más negra. Solo puede ver la luz de las estrellas, y debido a que su sendero se pierde en la oscuridad, tanto hacia atrás como hacia delante, hacia la izquierda y la derecha, todo esta oculto por las sombras. Ni una sola persona lo puede acompañar, y no hay nadie que se interese por su bienestar. Cuando nos imaginamos lo que siente en ese momento, nos sentimos tristes y desdichados. Aun cuando puede ver a su amada esposa e hijos en el mundo saha, no existe ningún camino por el cual regresar, y cada vez se aleja mas y más de ellos. Debido a que no sabe cuál es su destino, no existe ningún sendero que pueda discernir. No importa lo que haga, su única compañía son sus propias lagrimas de dolor".

Avanzamos a solas y con dificultad por una vasta planicie, la persona difunta se acerca gradualmente a las montañas de la muerte. Se describe como altas y traicioneras, como riscos tan afilados como espadas. Nichiren Daishonin también hace referencia a estas montañas en una carta al caballero Yagenta, en la cual afirma lo siguiente: "Nam-myoho-renge-kyo será el bastón indestructible que lo llevara sin peligro mas allá de las montañas de su muerte" (MW-1, 124).

Habiendo cruzado estas escarpadas montañas, durante el séptimo día después de su muerte, se afirma que la persona difunta llega al lugar donde habita el primero de los diez reyes, llamado Rey Shinko. Aun cuando es sometido a juicio en la corte de este rey, no se determina aun el peso relativo de sus buenas y malas obras, y antes de decidir el lugar de su próximo renacer, es decir, en cual de los seis senderos renacerá, es enviado al segundo de los diez reyes, el Rey Shoko. Durante su viaje, la persona difunta llega al famoso "río de los tres cruces". En lo que se refiere al origen de este nombre, en el Juo Santan Sho se afirma lo siguiente: "Durante su viaje para ver a este rey, el difunto llega a un gran río, llamado el río de los tres cruces, cuya anchura es de cuarenta yojana. Se llama también el río del infierno. Este río puede cruzarse en tres lugares; por lo tanto se le llama el río de los tres cruces".

Un yojana equivale aproximadamente a siete kilómetros, de manera que con una anchura de cuarenta yojana, este río mediría aproximadamente doscientos ochenta kilómetros de una ribera a la otra. Se dice que existen tres lugares donde el difunto puede cruzarlo. El primero se encuentra aguas arriba, donde el río es poco profundo. Aquellos que en vida cometieron solo faltas menores cruzan aquí. El segundo se halla aguas abajo. Aquí la corriente corre tan rápidamente como una flecha lazada por un arquero, y las olas se levantan como elevadas montañas. Además, se afirma que las aguas están infestadas de serpientes venenosas. Aquellos que cometieron grandes faltas cruzan aquí. El tercer cruce se encuentra en el medio del río: aquí se halla un puente adornado con oro, plata y siete tipos de joyas. Solo los que han realizado buenas obras cruzan aquí.
En la ribera opuesta del río se levanta un gran árbol, a cuya sombra esperan un par de demonios, masculino y femenino. Ellos despojan al difunto de todas sus vestimentas, hasta la ultima túnica, y las cuelgan de las ramas del árbol. Se dice que las ramas se doblan de acuerdo al peso de las faltas que el difunto ha cometido.
Con relación a esto, Nichiren Daishonin afirma en la "Carta a Jakunichi-bo": "Avance por el sendero del Sutra del Loto que lleva hacia la iluminación, teniendo en mente el momento en que los demonios y los guardias del infierno lo despojaran de sus vestiduras en la ribera del río de los tres cruces. El Sutra del Loto es la túnica que lo protegerá de la desgracia después de esta vida/" (MW-1, 237). Y anima a la Dama Nanjo, después de la muerte de su hijo (un hermano menor de Tokimitsu), escribiendo lo siguiente: "Cuando el difunto Nanjo Goro cruce las montañas de la muerte y el río de los tres cruces, los soldados que lo acompañaran y someterán a los bandidos montañeses de las ilusiones y los piratas de las faltas kármicas, permitiéndole llegar sin peligro a la Tierra Pura del Pico del Águila, son las palabras del Sutra Muryogi, que dicen así: En estos mas que cuarenta años, aun no he revelado la verdad" (Gosho Zenshu, p. 1596) (13). Habiendo cruzado el río de los tres cruces, se dice que la persona difunta se presenta ante la corte del Rey Shoko durante el decimocuarto día después de su muerte. Aquí, también, se investigan las buenas y malas obras que realizo mientras estaba viva, pero antes de que se llegue a un veredicto, es enviada al siguiente de los reyes. Se afirma que, de esta manera, se presenta ante los diez reyes.

Con relación a esto, en el Gosho. "La Herencia de la Ley Fundamental de la Vida" se afirma lo siguiente con relación a quien comete una calumnia: "Los diez reyes del infierno lo juzgaran entonces, y los mensajeros celestiales que lo han acompañado desde su nacimiento le echaran en cara sus malas obras" (MW-1, 23).
Se afirma que los diez reyes juzgan las buenas y malas obras de los difuntos desde el séptimo día después de su muerte, hasta su segundo aniversario. Cumplen con el papel de decidir las circunstancias de su renacer, de acuerdo con sus buenas y malas obras pasadas.

Los diez reyes son en realidad Budas y Bodhisattvas. Sin embargo, para hacer consciente al difunto de las faltas que ha cometido durante su vida y permitirle arrepentirse de las mismas, ocultan su gran misericordia y manifiestan externamente un aspecto fiero y colérico.

La verdadera identidad de los diez reyes, según se establece en el Juo Santan Sho, así como el día después de nuestra muerte en que se afirma juzgan nuestras obras, son los siguientes:
Séptimo día: el Rey Shinko (la deidad budista Fudo).Decimocuarto día: el Rey Shoko (el Buda Shakyamuni).Vigésimo primer día: el Rey Shutei (el Bodhisattva Monjushiri).Vigésimo octavo día: el Rey Gokan (el Bodhisattva Fugen).Trigésimo quinto día: el Rey Emma (el Bodhisattva Jizo).Cuadragésimo segundo día: el Rey Henjo (el Bodhisattva Miroku).Cuadragésimo noveno día: el Rey Taisan (el Buda Yakushi).Centésimo día: el Rey Byodo (el Bodhisattva Kanzeon).Primer aniversario: el rey Tocho (el Bodhisattva Seshi).Segundo aniversario: el Rey Godotenrin (el Buda Shakyamuni) (14)
Durante el trigésimo quinto día después de su muerte, la persona difunta llega al palacio del Rey Emma. En China, se llama a Emma Rey Hsi-cheng ("el que acalla las protestas"), lo que quiere decir que silencia las objeciones de la persona difunta relativas a un tratamiento injusto.

Se afirma que el palacio del Rey Emma tiene cuatro entradas, hacia el norte, sur, este y oeste, respectivamente. A la derecha e izquierda de cada entrada se encuentran unas astas, como las usadas para los estandartes, en la parte superior de las cuales se posa un dios con la forma de una cabeza humana. A veces se llama a estos dioses "mensajeros celestiales" y equivalían generalmente a Dosho ("mismo nacimiento") y Domyo ("mismo nombre"), dioses que, según se afirma, acompañan a las personas desde el momento de su nacimiento y toman nota de sus buenas y malas obras. Cuando el Rey Emma pronuncia una sentencia, informa al difunto lo siguiente: "Estos mensajeros celestiales nacieron en el mismo momento que tu, y desde entonces te han acompañado como la sombra sigue al cuerpo, sin separarse nunca de tu persona, ni siquiera por un solo instante. Debido a que han tomado nota de todas tus obras en sus tablas, no puede haber ni el más mínimo error.

Además, cuando el difunto llega a la corte del Rey Shoko, durante el decimocuarto día después de su muerte, se afirma allí también se encuentran las astas, a la izquierda y derecha, sobre cada una de las cuales se posa de manera similar una deidad en forma de cabeza humana. La de la izquierda es masculina; la de la derecha es femenina. En el Juo Santan Sho se lee lo siguiente: "El dios de la izquierda toma nota de todas las malas obras, sin pasar por alto ni la más pequeña falta. El Dios de la derecha toma nota de todos los actos virtuosos, sin pasar por alto ni el más pequeño bien. Se les llama la pareja de deidades de las astas. Con sus cabezas humanas, presencias todos los asuntos de los hombres claramente como uno puede ver la palma de su mano".
Además, en la corte del Rey Emma se encuentra un salón separado, llamado el Salón del Brillo de la Luz. En este salón se halla colgado el espejo johari, conocido también como el espejo del karma.
Cuando una persona culpable de una falta ha sido enviada a la corte de Emma el rey procede a interrogarlo. Indica que, mientras se hallaba en el mundo saha, el difunto se ha comportado de manera silenciosa y cruel, careciendo de misericordia. ¿Le ha ayudado la riqueza que ha acumulado con tanta avaricia en el viaje de la muerte?, le pregunta Emma. ¿Tomarían su lugar los hijos que amó tan tiernamente, en vista de su estado actual? Y así continua torturando al difunto.

Esta descripción significa que la riqueza, autoridad, posición y amor de la esposa y los hijos que uno disfruta en este mundo no sirven de ayuda alguna durante la existencia intermedia.
De manera similar, la imagen de los difuntos despojados de sus vestimentas por los dos demonios en el río de los tres cruces ilustra el hecho de que inclusive los que han acumulado incontables riquezas en el mundo, poseyendo muchas vestimentas elegantes para usar de acuerdo al momento, y disponiendo de numerosos sirvientes y conocidos, serán al final despojados de todo, y tendrán que vagar solos durante el viaje de la existencia intermedia.

Luego el Rey Emma lee al difunto el contenido de las tablas de hierro sobre las cuales los mensajeros celestiales han tomado nota de sus obras. Al oír esto, el difunto protesta, afirmando que, aun cuando recuerda algunas de las faltas que se le acaban de leer, el resto es seguramente un error de parte de los mensajeros celestiales.

¿Inclusive aquí, en el mas allá, continuaras con tus faltas mintiendo?, le pregunta Emma. "No hemos añadido ni una sola falta a tu registro. Estas recibiendo simplemente el efecto de tus propias acciones". De esta manera, reprocha a la persona difunta. Además, para demostrar a esa persona que el registro mantenido por los mensajeros celestiales no contiene error alguno, hace que la misma mire en el espejo johari, donde se reflejan todas las acciones de su vida. En términos modernos, seria algo parecido a ver una grabación de video.

Ante esto, la persona difunta deja de discutir con el Rey Emma. Se afirma que lo único que espera entonces son las oraciones de su esposa, hijos y los conocidos que ha dejado atrás por su iluminación. En el Juo Santan Sho se afirma lo siguiente:
"Al final, lo que determina la ascensión o caída de la persona difunta es el ofrecimiento o no de oraciones por él. La contemplación de estos principios nos urge a profundizar nuestra fe y ofrecer oraciones para nuestros seis tipos de parientes (15). De particular importancia son las oraciones ofrecidas durante el trigésimo primer día, cuando el difunto padece de un gran sufrimiento en la corte del Rey Emma. Si uno lleva a cabo la virtud de ofrecer oraciones por él en este momento, entonces, cuando todo se refleja en el espejo, el Rey Emma y todos sus oficiales se regocijaran. Y la alegría del transgresor, al recibir estas oraciones, no tendrá limites".
Es decir que, aun cuando el difunto debiera, de otra forma, estar destinado a caer en el infierno, si se ofrecen oraciones por él, entonces, de acuerdo a la cantidad y profundidad de los beneficios provenientes de las mismas, puede lograr inmediatamente la iluminación, renacer en los reinos celestial o humano, o ser enviado al siguiente rey posponiendo su sentencia.

Como se ilustra simbólicamente en el Juo Santan Sho mediante las imágenes del Rey Emma y su corte, las circunstancias del renacer de una persona difunta son determinadas solo por las buenas y malas obras que ella misma realizó cuando estaba viva. Es decir, la persona difunta elige en efecto un renacer correspondiente a las semillas kármicas que se encuentran en su conciencia alaya, de acuerdo con la ley de causalidad kármica, el principio que sostiene que uno cosecha las recompensas de sus propias acciones. El papel simbólico de los diez reyes es el de juzgar si la persona difunta ha reconocido genuinamente sus faltas, y si se está aplicando correctamente o no la ley de la causalidad kármica.
En otras palabras, el juicio de los diez reyes descrito en el Juo Santan Sho y otros textos parecer ser una imagen recibida por una vida que se encuentra en la fase intermedia, simbolizando el rigor de la ley causal que no puede admitir excepción alguna.

Los implementos que el Rey Emma usa para emitir una sentencia, son tablas de hierro sobre las que los mensajeros celestiales anotan las buenas y malas obras del difunto, y el espejo johari, llamado también el espejo del karma. Los mensajeros celestiales simbolizan la función mediante la cual se registran sin excepción todos nuestros pensamientos, palabras y obras en la conciencia alaya. El espejo johari puede considerarse un reflejo preciso del karma, almacenado en la conciencia alaya durante la existencia intermedia.
De acuerdo a la descripción que se encuentra en el Juo Santan Sho, el cuadragésimo noveno día marca casi la ultima oportunidad para el "ser" que se encuentra en la fase de la existencia intermedia, de elegir su renacer de acuerdo con las causas kármicas que se encuentran en la conciencia alaya. Se afirma que durante este día, el difunto comparece ante el rey Taisan. En el Gosho se afirma lo siguiente: "Cuando comparecen ante este rey, se determina el lugar del renacer de todos los transgresores".
En casos excepcionales, puede que el difunto sea enviado al siguiente rey, con las circunstancias de su renacer aún sin decidir, pero en la vasta mayoría de los casos, el lugar donde el difunto renacerá es determinado en este momento. Por lo tanto, esta ocasión es llamada "la realización de los cinco componentes de la existencia intermedia".

Ante la corte del Rey Taisan se encuentran seis puertas, llevando cada una de ellas a uno de los seis senderos. De acuerdo con sus causas kármicas, es decir, su tendencia vital, el difunto pasa por una u otra de estas puertas.
El momento en que la persona difunta pasa por una de las puertas corresponde a su siguiente renacer. En este momento termina el viaje a través de la existencia intermedia, y nace en uno u otro de los seis senderos. Parece que entre las cuatro opiniones mencionadas anteriormente, concernientes a la duración de la fase de existencia intermedia según se establece en el Kusha Ron y el Daibibasha Ron, el Juo Santan Sho sigue generalmente la segunda, que sostiene que los cinco componentes de la existencia intermedia persisten durante siete semanas.

Sin embargo, el Kusha Ron sostiene que ningún poder puede alterar el karma del difunto formado en su existencia anterior. Y, de hecho, es cierto que el karma de una vida en la fase de la existencia intermedia no puede ser alterado por poder alguno tal como la autoridad, la posición social, la riqueza o el afecto y preocupación de los parientes que la persona difunta ha dejado atrás. El Juo Santan Sho aclara, que ni siquiera la misericordia de los diez reyes puede alterar el karma del difunto o cambiar el lugar en el que esta destinado a nacer.
Sin embargo, de acuerdo al Gosho, el otorgamiento, por parte de los vivientes, de los beneficios logrados mediante la practica budista, es decir, las oraciones por el difunto, son el único poder que puede efectuar un cambio en el karma de éste, e inclusive alterar las circunstancias del nacimiento a que esta destinado.
En otras palabras, la suprema buena fortuna inherente a la iluminación, ofrecida por los vivos mediante sus oraciones, penetra la conciencia alaya de la persona difunta y efectúa un cambio en esa vida a un nivel muy fundamental. Por ejemplo, aun cuando una vida se encuentra sometida a los sufrimientos de los tres senderos del mal en la fase de la existencia intermedia, si los vivos envían a esa vida la gran buena fortuna del estado de la iluminación, sus sufrimientos se convertirán inmediatamente en placer, y podrá encaminarse hacia un renacer más feliz basado en una condición de vida llena de buena fortuna.

Debido a esto, Nichiren Daishonin indica repetidamente en el Juo Santan Sho la importancia del ofrecimiento de oraciones por los difuntos. Por ejemplo, al describir lo que sucede en la corte del Rey Shoko, afirma lo siguiente en ese Gosho:
"El transgresor espera de momento a momento que su esposa e hijos oren en su memoria, pero esto es exactamente lo que no hacen. En lugar de ello, sus hijos se pelean por las riquezas que dejó atrás, cometiendo varias maldades, y la persona difunta sufre aun más...Observando esto, el rey dice: Tus hijos son malos hijos. Ahora ya no hay nada que hacer, y el difunto caen en el infierno. Sin embargo, si los vivos ofrecen oraciones e invocan la Ley Mística en su memoria, que borra las faltas y salva, el difunto puede alcanzar la iluminación. Entonces el rey se regocija y el placer del transgresor no tiene limites"
Además, al describir lo que ocurre durante el cuadragésimo segundo día en la corte del Rey Henjo, el Gosho se refiere a los tres tipos de devoción filial. Proveer a nuestros padres de alimentos y vestimentas, representa el primer nivel de devoción filial. Servirlos, cumpliendo con su voluntad, representa el segundo nivel. Y afirma que el nivel mas elevado de devoción filial consiste en ofrecer a nuestros padres los beneficios logrados mediante la practica budista. Afirma además que, dado que el ofrecer a nuestros padres los beneficios de nuestro daimoku cuando aun esta en vida, constituye una forma superior de devoción filial, la forma mas elevada de esta consiste en ofrecer los beneficios de nuestro daimoku a los padres que ya han muerto.

Por lo tanto, el daimoku ofrecido al difunto constituye la ofrenda suprema de beneficios para ellos, y tiene el poder de permitir que una vida que vaga a través de la existencia intermedia alcance la Iluminación. Los magníficos efectos del daimoku pueden eliminar el sufrimiento y hacer realidad la iluminación, inclusive en el caso de una vida que ha caído en el infierno de los incesantes sufrimientos.
Con relación a esto, en el Ongi Kuden (Registro de las Enseñanzas oralmente transmitidas) del Daishonin se afirma lo siguiente:
"Ahora que Nichiren y sus seguidores ofrecen oraciones por los difuntos, recitando el Sutra del Loto e invocando Nam-myoho-renge-kyo, la luz de nuestro daimoku llega al infierno de los incesantes sufrimientos y les permite alcanzar la iluminación en su estado actual. De aquí la idea del ofrecimiento de beneficios. Aun cuando alguien no crea en el Sutra del Loto y caiga en el infierno de los incesantes sufrimientos, si un buen hijo envía la luz del daimoku, ofreciendo oraciones por él como devoto del Sutra del Loto, entonces, ¿cómo puede dejar la persona difunta de alcanzar la iluminación? (Gosho Zenshu, p. 712).

Aquí termina nuestra explicación de la existencia intermedia; pero antes de pasar al asunto del renacer, debemos referirnos a un pasaje importante del Juo Santan Sho concerniente a aquellos que, después de la muerte, no pasan por la fase de la existencia intermedia. En el pasaje en cuestión se afirma lo siguiente: "Además de estos, aquellos que han cometido las faltas mas graves o realizado el bien supremo, no experimentan la existencia intermedia. Aquellos que han realizado el bien supremo alcanza inmediatamente la iluminación, mientras que los que han cometido las faltas más graves caen de inmediato en los senderos del mal. Por lo tanto, en los casos de un bien o mal extremo, no existe la existencia intermedia".
Aquellos que comenten el supremo mal de calumniar al Sutra del Loto, después de pasar por las agonías de la muerte, no pueden evitar el caer de inmediato en el infierno de los incesantes sufrimientos. Debido a la claridad de la naturaleza maligna de sus obras, no hay necesidad de que esperen la sentencia de los diez reyes.
Por otro lado, aquellos que han realizado el supremo bien, es decir, aquellos que en vida invocaron el daimoku y establecieron el estado vital de la iluminación, una vez que han pasado por el momento de la muerte, son recibidos de inmediato por los Budas, Bodhisattvas y deidades benevolentes, y pueden ir de inmediato a la Tierra Pura del Pico del Águila.
En varios de sus escritos, Nichiren Daishonin describe el "paisaje interior" que se presenta después de la muerte de alguien que, en vida, hizo surgir continuamente el estado de Iluminación mediante la fe en la Ley Mística.

Por ejemplo, en "La Herencia de la Ley Fundamental de la Vida" se afirma lo siguiente:
"Para aquel que hace acopio de su fe e invoca Nam-myoho-renge-kyo con la profunda convicción de que se trata del ultimo momento de su vida, el Sutra proclama: Después de su muerte, mil Budas extenderán sus manos para liberarnos de todo temor y evitar que caiga en los senderos del mal. ¿Cómo podemos retener nuestras lagrimas ante la inexpresable felicidad de saber que no solo uno o dos Budas, ni solo cien o doscientos, sino mil Budas vendrán a recibirnos con los brazos abiertos? (MW-1, 22)
De manera similar, en "Sobre la Práctica de las Enseñanzas del Buda", se afirma lo siguiente:
"Incluso si alguien fuera a cortar nuestra cabeza con una sierra, atravesarnos con lazas, o encadenar nuestros pies y horadarlos con un punzón, en tanto estemos vivos, debemos continuar invocando Nam-myoho-renge-kyo, Nam-myoho-renge-kyo. Entonces, si invocamos daimoku hasta el mismo momento de la muerte, Shakyamuni, Taho y todos los otros Budas del Universo vendrán a nosotros instantáneamente, exactamente como lo prometieron en la ceremonia que tuvo lugar en el Pico del Águila. Tomando nuestras manos y cargándonos sobre sus hombros, nos llevaran hasta el Pico del Águila. Los dos santos, los dos dioses celestiales y las Diez Diosas nos protegerán, mientras todos los dioses budistas levantan un dosel sobre nuestras cabezas y despliegan estandartes. Nos escoltaran bajo su protección hasta la Tierra del Buda" (MW-1, 106-7).

Y en el Gosho titulado "Las Catorce Calumnias"; Nichiren Daishonin describió al Caballero Matsuno la Tierra Pura del Pico del Águila a ser experimentada después de la muerte, animándolo así a mantener una fe fuerte hasta el ultimo momento de su vida:
"Continuar su practica sin vacilar hasta el ultimo momento de su vida y cuando ese momento llegue, ¡observe con cuidado!. Cuando escale la montaña de la maravillosa iluminación y mire a su alrededor en todas direcciones, entonces, para su asombro, vera que todo el Universo es la Tierra de la Luz tranquila. El suelo será de lapislázuli, y los ocho senderos estarán separados por cuerdas de oro. Cuatro tipos de flores caerán de los cielos y resonara una música en el aire. Todos los Budas y bodhisattvas se hallaran presentes completamente felices, acariciados por la brisa de la eternidad, la felicidad, el verdadero ser y la pureza. Se acerca rápidamente el momento en que nosotros también nos contaremos entre ellos. Pero si somos débiles en la fe, nunca llegaremos a ese maravilloso lugar" (MW-3, 216-17).

NOTAS
(12) Nueva Edición Crítica de los Escritos de Nichiren Daishonin, Periodo Showa (jap. Showa Shintei Nichiren Daishonin Gosho) (Taiseki-ji, 1966; reedición, 1979), vol. 1, p. 52-78.
(13) Es decir, que Nanjo Goro estará protegido en la muerte debido a que, cuando estaba vivo, abrazo el Sutra del Loto, rechazando las enseñanzas provisionales.
(14) Las descripciones de los diez reyes difieren ligeramente de acuerdo al texto. Por ejemplo, en algunas versiones, el octavo rey es el Rey Tosí, cuya verdadera identidad es la del Buda Ashuku y el décimo rey, Godorinten, se afirma que es una manifestación del Buda Amida.
(15) Los "seis tipos de parientes" son padre, hijo, hermano mayor, hermano menor, esposo y esposa o, de acuerdo a otra versión, padre, madre, hermano mayor, hermano menor, esposa e hijo.

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