19.3.05

PERFIL DE UN LIDER HUMANISTA PARA EL SIGLO XXI

Por DIVISIÓN DE DAMAS DE S.I.G.V.
“Conveccion Latinoamericana De Mujeres Por La Paz”
Veracruz, México noviembre 2003



Buenos días...
Me siento muy feliz de estar con ustedes en esta ocasión tan especial. Quiero felicitar ampliamente a todas las organizadoras de este gran evento latinoamericano.

Reciban un cordial saludo de la División de Damas de la Soka Gakkai Internacional de Venezuela... Quisiera compartir con ustedes nuestras reflexiones sobre cuál es nuestra misión como líderes de este movimiento por la paz y qué hacer para llevar a cabo este liderazgo en nuestros respectivos países.

La necesidad de un cambio profundo en el destino de los seres humanos es inaplazable. La humanidad ha llegado a un punto crítico. Pero, al mismo tiempo, es justamente el momento preciso.

Se requiere llegar a los niveles más profundos de la conciencia humana para generar cambios trascendentales. Lo que está en juego es -de acuerdo a especialistas- incluso el propio género humano. Sin duda, el mundo necesita hoy de la sabiduría más extraordinaria.

El Budismo de Nichiren Daishonin, tal como se practica en la SGI, puede proporcionar la paz y felicidad que tanto necesitan los seres humanos. Restablecer la confianza y la seguridad, basado en la igualdad y la dignidad de la vida, con una larga historia de pacifismo y no violencia...

El siglo XXI fue una era de guerras, violencia y destrucción ambiental. Los historiadores identifican esa centuria como una época de gran desarrollo tecnológico y una época de gran deterioro espiritual, de devastación del mundo interior del ser humano. Millones de personas han perdido la vida en guerras mundiales y en conflictos regionales e internacionales.

En las naciones tecnológicamente más avanzadas hay una tendencia creciente al sufrimiento por causa de la drogadicción, las enfermedades mentales, el deterioro de la familia, la decadencia moral y la escalada de violencia doméstica y escolar. En las naciones menos desarrolladas el cuadro es más desolador.

Para formarnos una idea de los retos que tenemos por delante y de la magnitud del compromiso que tenemos, echemos un vistazo al panorama de América Latina: Conflictividad social y política, desempleo, deserción escolar; delincuencia, narcotráfico, guerrilla, terrorismo. Altas tasas de divorcio, que llevan a la desintegración de la familia.

De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo, en nuestra región hay la mayor desigualdad del mundo. El informe (1998/99) advierte que cuando sólo unos pocos pueden disfrutar del progreso económico, las tensiones desgarran el tejido social. Influyendo, por supuesto, en el deterioro del funcionamiento de la sociedad en general.

Más de 150 millones de latinoamericanos -cerca de 33% de la población- se encuentran por debajo de un nivel de ingresos de 2 dólares diarios, el mínimo necesario para cubrir las necesidades básicas de consumo.

En el caso de la mujer latinoamericana, si bien ha estado alcanzando niveles de educación semejantes a los hombres, no reciben la misma remuneración.

Ese es nuestro convulsionado escenario...

Hoy la sociedad parece un barco sin timón, sin una sólida filosofía ni principios que la guíen...
Las expectativas de la gente están centradas ahora en el siglo XXI, que suponen será diferente.
La SGI plantea a la sociedad del siglo XXI un liderazgo genuino, humanista, con el compromiso sólido de proteger la preciada trama de la vida cotidiana. No se trata de un mero idealismo.

¿Cuál es el perfil de ese líder humanista que puede generar los cambios para una convivencia armoniosa, creativa, sin distingos de raza, credo, status, o etnia? ¿Qué clases de esfuerzos cotidianos se demandan?

"El temperamento de un solo líder -decía Josei Toda, segundo presidente de la Soka Gakkai- determina la prosperidad o decadencia de una nación u organización. Un líder debe asumir esa tremenda responsabilidad. Por esta razón no existen personas más infelices que aquellas bajo el comando de un líder incapaz".


Como líderes es esencial:
Cultivar una fortaleza extraordinaria para no ser derrotados jamás por nada. Significa desarrollar una sólida fortaleza interior con una auténtica filosofía como cimiento espiritual, con una absoluta convicción. La fortaleza es la clave de la felicidad.
Sabiduría y mente aguda, para promover e impulsar las transformaciones que se requieren para construir la nueva sociedad basada en el humanismo.
Respeto supremo a la vida, a la dignidad y a la diversidad. Lo que implica ganarnos el corazón de la gente, su respeto y confianza, para que puedan vivir una vida de creación de valor. Significa entender con el corazón que el líder es responsable del crecimiento de la gente, lo cual impone la enorme tarea de estudiar más que nadie, esforzarse mucho más que cualquiera, convertirse en verdaderos valores humanos. Escuchar cuidadosamente lo que los demás tienen que decir y orar sinceramente por el bienestar de las personas.
Promover una ética de la coexistencia. Rasgo distintivo que se apoya más en el "nosotros" que en el "yo". Que busca la armonía y no el conflicto, la unidad y no la ruptura. Entender el bienestar individual como una contribución del bienestar de todos. Y cuando surjan posiciones irreconciliables, intervenir para conciliar desde la condición de vida más elevada y así infundir confianza para resolver las diferencias y unir.
La postura de vivir como maestro de uno mismo, con creatividad y vitalidad. Mantener el espíritu de aprender con vivo interés y curiosidad, para inspirar a los demás a seguirlos. Así, surgen y se expanden las nuevas ideas. Brota una chispeante energía para el avance.
Asumir con seriedad los problemas de la sociedad, como la pobreza y la exclusión social, el desarrollo económico, la salud, la educación.

El papel de la mujer es crucial en esta batalla. Uno se pregunta: ¿Cómo podemos las mujeres ejercer el tipo de liderazgo con tales características para impulsar cambios tan trascendentales?

El rol protagónico de las damas en todos los ámbitos posee un significado que llega hasta la misma raíz de la civilización humana, según plantea nuestro maestro Daisaku Ikeda, pues desde tiempos ancestrales la mujer ha demostrado una excepcional conciencia humana, la cual en esta época le permite asumir las grandes responsabilidades que implica un liderazgo humanista de este calibre.

Por eso, en la Soka Gakkai, las damas estamos empeñadas en desarrollar ese estado de conciencia elevado, mientras nos estamos forjando como valores humanos con una gran fortaleza espiritual, con capacidad de diálogo, tolerancia, convivencia, armonía, respeto a la diversidad humana... Permaneciendo fieles a nuestra convicción de que todos somos Budas y apoyando a otros para que despierten su gran potencial como seres humanos.

El mundo aguarda por la victoria del auténtico humanismo que tiene su raíz en el Budismo de Nichiren Daishonin, que establece la absoluta igualdad en el género humano, pues toda forma de vida contiene inherente el estado de budeidad.
Estamos en una intensa campaña de propagación, visitas familiares, profundizando en el estudio de la enseñanza. Nuestra meta es que el 100% de las personas se involucren activamente en el logro de este sueño tan maravilloso y que ¡¡¡ la victoria sea total!

12.3.05

FABULA: La Belleza transitoria

Tomado de Seikyo Times, Nov. 1980
Traducido y enviado amablemente por Gabriel Mazzei (SGIV)
Cortesía de Sissy P.

Hace tiempo cuando Shakyamuni Buda estaba quedándose en el Pico del Águila, había una cortesana de nombre Loto en el pueblo de Rajagriha. Ella era más hermosa que cualquier otra mujer del pueblo, y allí parecía no haber nadie que pudiera coincidir con su belleza. Todas las mujeres la envidiaban y todos los hombres la adoraban. Con todo esto, un día Loto concibió un deseo para su iluminación y decidió apartarse de los deseos mundanos convirtiéndose en una monja budista.

Ella partió para el Pico del Águila para visitar a Shakyamuni Buda allí. En su camino se sintió sedienta y se detuvo en un claro arroyo para beber agua. Cuando estiró su mano al agua, se sobresaltó por el reflejo de su cara en el agua y se cautivó por su propia belleza. Sus ojos claros, la nariz bien formada, los labios carmesí, mejillas bronceadas, pelo exuberante, y el equilibrio perfecto de todos sus rasgos se combinaron para convencerla de que era extremadamente preciosa. Pensó, ¡que bella mujer que yo soy! ¿Por qué quise abandonar este cuerpo tan bonito y vivir como una monja budista en la vida? No, no lo haré. Con una belleza como la mía, estoy segura que puedo encontrar la felicidad. Que idea tan tonta era volverse un asceta" budista. Inmediatamente se dió la vuelta y se devolvió por donde había venido.

En el Pico del Águila, Shakyamuni Buda había estado observando a Loto todo el tiempo. Pensó que era tiempo para él ayudarla a desarrollar su deseo por la iluminación. Haciendo uso de su poder oculto, el Buda se transformó en una mujer extremadamente bonita, más hermosa incluso que Loto, y esperó por ella mas adelante en Rajagriha.

No sabiendo la intención del Buda, Loto, mientras iba imaginando varios de los placeres mundanos, encontró a una mujer bonita y extraña al pie de la montaña. Atraída por su belleza, Loto se dirigió a ella espontáneamente: "Usted debe ser una extraña por aquí. ¿Dónde va tan sola? No tiene marido, niños, hermanos o hermanas? Qué hace una mujer tan bonita por aquí tan sola? " La extraña mujer contestó, "yo estoy en mi camino hacia mi casa en el pueblo de Rajagriha. Yo me siento más bien sola, paseando todo el camino por mi misma. Si no es inoportuno, puedo ir con usted? "

Las dos mujeres se pusieron muy amistosas de pronto y caminaron juntas hacia la colina. Cuando pasaron por un lago pequeño, decidieron tomar un descanso. Se sentaron en el césped y charlaron durante algún tiempo. Mientras Loto estaba hablando, notó de repente que que la otra mujer se había dormido, su cabeza se acomodó en las rodillas de Loto. En un momento, su respiración detuvo. Justo antes de la mirada horrorizada de Loto, el cuerpo de la mujer empezó a deteriorarse, mientras se producía un hedor terrible. El cadáver se infló grotescamente, el estallido superficial y las entrañas brotaron hacia afuera, y se infestó pronto de gusanos. El pelo de la mujer muerta cayó de su cabeza, sus dientes se le ssalieron y sus miembros salieron de su cuerpo. Era de hecho una visión horrorosa.

Viendo esta fealdad espantosa ante ella, Loto se puso pálida, mientras pensando, Incluso tal una belleza celestial se reduce a esto cuando se muere. No importa cúan segura era de mi belleza, no tengo manera de saber cuánto tiempo esa belleza durará. ¡Oh, cúan tonta fuí! Debo acudirir al Buda y debo buscar la Iluminación." Loto se devolvió entonces hacia el pico del Águila.

Al llegar a la presencia del Buda, Loto se tiró ante él y le informó lo que había le había pasado en el camino. El Buda la observó con compasión y predicó las siguientes cuatro cosas: todas las personas envejecen, incluso un hombre muy fuerte se morirá ciertamente; no importa qué alegremente uno gasta el tiempo con la familia o sus amigos, el tiempo de partir vendrá ciertamente; y uno no puede llevar sus riquezas al mundo de la muerte.

Lot entendió inmediatamente que la vida es efímera y que sólo la Ley es eterna. Caminó junto al Buda y le pidió que la aceptara como una discípulo.
Cuando el Buda dió su permiso, su cabello negro y abundante se cayó lejos al instante y su apariencia se transformó completamente en una monja budista. Desde ese tiempo en adelante, ella se consagró seriamente a la práctica budista y en el futuro logró la fase de arhat, calificándose para recibir las ofrendas de personas y su respeto.

FABULA: Volviendo a casa en Kapilavastu

Tomado de Seikyo Times 12/79
Traducido y enviado amablemente por Gabriel Mazzei (SGIV)

La reputación de Shakyamuni como el gran líder de una nueva religión fué ampliamente diseminada en Shravasti y los países vecinos. Informados que Shakyamuni regresaba a casa después una larga ausencia, los pobladores de Kapilavastu lo esperaron ávidamente. Especialmente alborozado estaba el padre de Shakyamuni, Shuddhodana, el rey de Kapilavastu. Él extendió una alfombra roja para darle la bienvenida.

Cada árbol, cada camino y cada pulgada de Kapilavastu tocó las fibras del corazón de Shakyamuni. En sus ojos iban y venían los cuadros de su feliz niñez , su esforzados días juveniles, y la memoria de la noche cuando dejó el palacio para hacerse monje. Ante el gran público que se había reunido para ver al Buda, el hombre que una vez fue su príncipe Shakyamuni, explicó por qué él dejó Kapilavastu y empezó en su jornada para buscar “El Camino”, cómo logró la Budeidad, y de que trataba la Ley con la cual obtuvo la Iluminación. Sus palabras traían consigo una cordial preocupación por la felicidad de todos. Nadie había esperado que el príncipe de Shakyas fuera semejante y extraordinaria persona. Empezando con Shuddhodana, muchas personas se convirtieron al Budismo.

Especialmente dinámica fue la reunión del Buda con Rahula, el único niño nacido entre Príncipe Siddhartha y su esposa, Yashodhara. Rahula era sólo un bebé cuando Siddhartha había dejado el palacio. Él era ahora un buen adolescente. Después de su sermón, el Buda caminó directamente hacia él. Dando golpecitos en su cabeza, le preguntó, "Desea usted hacerse un monje para practicar Budismo"? Aunque el hijo pudo haber odiado a su padre por haber abandonado a la familia, había comprendido la gran estatura de su padre después de oír sus palabras. Rahula contestó resueltamente, "Sí. yo deseo hacerme un monje budista". Shakyamuni se lo confió a Shariputra y después de esto observó su crecimiento. Hijo del Buda como lo era, no era ni un poco arrogante y atentamente se consagró a la práctica en los lugares más discretos.

Renombrado como el que iba en la delantero en su discreta práctica, Rahula respondió totalmente el las expectativas de Buda.



A intervalos, el Buda visitó Kapilavastu para predicar la Ley. Como era el caso en Magadha, Koshala y Varanasi, el Budismo se hizo bastante próspero en Kapilavastu. Excelentes jóvenes se unieron al orden budista uno detrás de otro. Entre ellos, Ananda quien era conocido por su impresionante memoria. Él era primo de Shakyamuni y el hermano más joven de Devadatta. Nació en el día Shakyamuni logró la Iluminación bajo el árbol de Bodhi y se volvió su discípulo a la edad de veinte años. Al Buda le gustó muchísimo este joven discípulo, e hizo que Ananda le acompañase adondequiera que él fuese.

Atendiendo al Buddha, Ananda oyó más enseñanzas a lo largo de sus veinticinco años de servicio al Buda que cualquier otro discípulo. La memoria excelente de Ananda se hizo la figura central cuando los discípulos budistas empezaron la recopilación del las enseñanzas de Buda después de su muerte.

Había otro discípulo famoso que fue nombrado Upali. Antes de que se hiciera un monje, había sido un barbero, diferente a los otros discípulos que habían venido principalmente de Familias Brahmanes, comerciantes adinerados o nobles de la corte. El Buda entendió bien las dificultades que enfrentaba Upali y siempre le animó a pesar de su humilde pasado. Upali era tan sincero que nunca rompió los mandatos y estaba en la delantera observándolos.

Un monje en Kapilavastu llamado Aniruddha se volvió uno de los discípulos principales. Él fue regañado una vez que porque se adormitó en medio de una de las disertaciones del Buda. Él estaba tan avergonzado que se empeñó nunca mas cabecear. Cada vez escuchaba al Buda después de sus palabras, no importaba cuán cansado estaba o cuánto quería descansar, se esforzaba por mantener sus ojos bien abiertos y así mostrar su espíritu de búsqueda. Siguió haciendo esto durante mucho tiempo. Pero la fatiga en sus ojos lo privó finalmente de su vista. Sin embargo, aunque perdió su vista física, cultivó sus ojos celestiales con los que podía penetrar cosas con más precisión que cualquier otro discípulo.

A través de sus visitas a su país natal, Kapilavastu, el Buda atrajo una serie magnífica de discípulos capaces. Sin embargo, no se quedaba mucho tiempo. Su profundo deseo de extender el Budismo lo llevó seguir adelante, a viajar más allá, dondequiera que hubieran personas sufriendo.

FABULA: Los Hombres Ciegos y El Elefante

Tomado de Seikyo Times 3/78
Traducido y enviado amablemente por Gabriel Mazzei (SGIV)

Una vez, en un tiempo, un grupo de hombres ciegos fue ante su rey. El rey los miró y les dijo, "Porque ustedes son ciegos, ustedes no pueden ver mi hermoso palacio, los jardines llenos de flores o el cielo azul. ¡Que gran piedad! Yo realmente siento compasión por ustedes. Por favor díganme si hay algo que les gustaría tocar con sus manos."

Uno de los hombres ciegos caminó adelante y dijo, "Su majestad, hay una cosa que nos gustaría tocar de hecho. A todos nosotros les gustaría sentir un elefante."

El rey sonrió y les dijo, "yo le concederé su deseo". Él convocó a uno de sus sirvientes y entonces dijo, "Por favor traigan un gran elefante a mi palacio."

Llevó a los hombres ciegos al elefante y les dijo que pusieran sus manos en él, sintiéndolo en sus corazones. Los sirvientes llevaron a los hombres a la bestia y les permitieron estar de pie donde ellos desearan. Uno de los hombres ciegos tocó el tronco del elefante mientras otro puso sus brazos alrededor de una de sus piernas. Otro hombre ciego apretó sus manos contra el estómago del elefante mientras otro de sus camaradas acarició sus grandes orejas. Uno de los hombres dio un tirón a la cola del elefante mientras otro tiró de su colmillo.

Después de un rato el rey llamó a los hombres ciegos a su lado. "Bien, mis amigos," les dijo. "¿Basado en su experiencia hoy, podrían describirme, cada uno de ustedes, el elefante?

¿Qué tipo de animal es él?"

Uno de los hombres saltó adelante y dijo, "Sí, su majestad. Es sumamente grande y ancho como una pared". Probablemente era el hombre ciego que había apretado sus manos contra el estómago del elefante. "Oh, no", clamó otro hombre. "Él es largo y delgado y se desliza a lo largo como una serpiente". Probablemente era el hombre ciego que tenía agarrada la cola del elefante.

Los hombres ciegos restantes no estaban de acuerdo en absoluto con estas dos descripciones. Uno de ellos increpó, "!Oh, no!. Ustedes lo tienen todo a mal. Un elefante es largo y redondo y se parece un pilar. Estoy completamente seguro que yo tengo la razón". Él era el hombre que había envuelto sus brazos alrededor de una de las piernas del elefante.

"No, no" dijo uno de sus camaradas. "Yo hice un detallado y cuidadoso estudio de la bestia y puedo garantizar que es sumamente liviano. En lugar de decir que es un animal, yo siento que es más como una gran lanza". Era el hombre que había tirado al colmillo del elefante.

El hombre que había acariciado la oreja del elefante insistía que el animal se parecía a un gran abanico. El hombre ciego que había tocado el tronco del elefante, sin embargo, era inexorable en su aserción de que era un gran y largo animal, qué debía parecerse en algo una culebra pitón.

Los hombres ciegos empezaron a defenderse vehementemente, cada uno que insistía que él tenía la razón. Los sirvientes del rey rugieron con risas cuando oyeron las descripciones de los hombres ciegos e incluso el rey se rió entre dientes. El rey, sin embargo, era una persona inteligente y sensible de manera que no permitió que esa situación continuara. En cambio, llamó a todos sus hombres y les dio la siguiente lección.

"Todos nosotros hemos tenido una buena sonrisa de este episodio, pero la condición de los hombres ciegos debe decirles algo sobre nosotros mismos. Desgraciadamente, toda la humanidad se parece a estos hombres ciegos. Cada uno de nosotros tiene su propia visión limitada del mundo e insiste que lo que él ve y piensa representa la verdad absoluta, pero nada podría estar más lejano de la verdad. El único ser que conoce la verdad de vida es el Buda. Por consiguiente, todos nosotros debemos creer la sagrada ley que él nos enseñó. Si nosotros equivocamos parte de esa verdad, que lo es todo, entonces nosotros también estamos como estos hombres ciegos. El Budismo es la ley fundamental del universo; cada aspecto de la realidad está dotado de la Ley y nada puede escaparse de ello. Si nosotros podemos lograr la iluminación, nuestra visión limitada mejorará y nosotros podremos ver el todo del elefante en lugar de sólo una parte de él."

6.3.05

Las cosas no andan muy bien entre mi esposo y yo.

¿Tengo que insistir en este matrimonio? ¿O debería tener en cuenta el divorcio?
Diálogo del presidente Ikeda con el Sr. Suda, Sr. Endo y el Sr. Saito, responsables del Departamento de estudio de la Soka Gakkai, tomado de las Conversaciónes Sobre el Sutra del Loto Vol. 11, capítulo, la Revolución Familiar.
Tomado de Seikyo Criollo SGIV Feb. 2004

Suda: Detestar tanto a alguien, hasta el punto de no querer ver jamás a esa persona, es experimentar el “sufrimiento de tener que estar con aquellos que uno odia”. A veces pasa que dos personas se enamoran y se casan, pero al cabo de un tiempo, no pueden soportar siquiera verse la cara. Este conflicto quizá pueda resolverse con el divorcio, pero en algunos casos es conveniente examinar el problema como parte de nuestro karma, y hacer el esfuerzo de transformar el destino de raíz.

Presidente Ikeda: Esto es algo que sólo pueden decidir las partes involucradas. Nadie tiene derecho a decirle a alguien que se divorcie o que no se separe. Y nadie puede decirle a alguien que no tiene fe porque se ha divorciado. El divorcio es una cuestión de libre albedrío. Divorciados o no, lo importante es que ambos puedan ser felices y hacer su Revolución Humana. Lo más importante en la vida es la felicidad, ya sea que alguien se case o no, que tenga hijos o no. De eso se trata la fe, porque la felicidad existe dentro de nuestra propia vida.
Nacemos solos y morimos solos. Esta existencia es para que mejoremos y transformemos nuestra vida. Por eso necesitamos considerar a aquellos que nos rodean como “buenos amigos” que nos conducen a la fe y a nuestra superación. Y tomar todo como parte de nuestra práctica budista. Alguien le preguntó una vez al presidente Toda: “Las cosas no andan muy bien entre mi esposo y yo. ¿Tengo que insistir en este matrimonio? ¿O le parece que debería tener en cuenta el divorcio?”. Y él replicó: “No puedo decirle qué hacer con respecto
a su matrimonio. No puedo decirle que se separe ni que no lo haga. Lo único que, sí, puedo sugerirle es que transforme el karma que la ha llevado a relacionarse con un esposo así, porque si no cambia este punto, aunque se divorcie, estará sujeta a repetir el mismo sufrimiento en el futuro. Y si va a tener que sufrir de todas formas, tal vez no sea demasiado tarde para hacer algo por su karma mientras dure su matrimonio actual”.1

Endo: Personalmente, creo que cuando hay hijos de por medio, los padres deberían considerar cuidadosamente qué opción elegir, ya que sus decisiones pueden exponer a los niños a cierto sufrimiento...

Saito: Presidente Ikeda, una vez alguien le hizo una pregunta, y usted respondió: “Que una pareja se divorcie
o no, es una cuestión personal, y son las dos personas las que tienen que tomar la decisión. Pero lo importante es recordar lo que enseña el Budismo: que nadie puede construir su propia felicidad a costa del sufrimiento ajeno. Esta debería ser la base para ponderar estos asuntos”.

Presidente Ikeda: Lo ideal es que los padres de un niño se lleven bien. Pero si no congenian y terminan divorciándose, eso no necesariamente significa que a los hijos les vaya mal en la vida. Hay muchos casos en que los hijos se convierten en excelentes adultos, precisamente por la adversidad que han debido pasar de niños.

Suda: También hay personas que, luego de un divorcio, vuelven a formar un nuevo matrimonio y alcanzan una felicidad inimaginable...

Presidente Ikeda: La clave está en que nos examinemos francamente con sinceridad y en que hagamos nuestra revolución humana en el sitio donde nos encontramos. Desde ese punto de vista, debemos tomar nuestras propias decisiones. Mientras tengamos una fe sólida como la roca, seremos felices sin falta. Pase lo que pase, mientras nuestra fe nos inspire a seguir avanzando hacia el logro del Kosen-rufu sin abandonar la práctica, finalmente seremos personas felices y victoriosas. Esto es lo que debemos comprender.

Suda: Entiendo...
Presidente Ikeda: Pero si alguien se divorcia, más que lamentarse melancólicamente del pasado, sería fantástico que pudiera tomar la experiencia como una valiosa lección y trabajara por el kosen-rufu con redoblado compromiso. Espero que las personas que están cerca de alguien en esta situación brinden cálido apoyo. Y también espero que las personas que se han quedado solas a cargo de un hogar no se sientan alejadas del resto del mundo, y que abran su corazón para crear un círculo de amigos mucho más grande. Lo cierto es que casi ningún matrimonio es ciento por ciento exitoso. ¡Algunos exageran diciendo que el noventa y nueve por ciento de las parejas no es feliz!
En realidad, muchas familias que, vistas desde afuera, parecen tenerlo todo, en realidad pasan bastantes problemas. Creo que fue el ensayista francés Montaigne el que dijo: “Hay apenas menos fastidio en el gobierno de una familia que en el de un país entero”.2

Endo: ¿Es sano que las parejas peleen?

Presidente Ikeda: ¡Bueno, tener energía suficiente para discutir puede ser visto como una señal de buena salud! Cuando dos personas que forman una relación tienen estados de vida semejantes, es natural que, de tanto en tanto, entren en alguna discusión. Por otro lado, si uno de los dos piensa que el otro es como un chico, que está con un berrinche y no sabe lo que hace, es probable que la discusión no llegue a mayores, porque los estados de vida de ambos son bastante diferentes. Sería fabuloso poder convivir alegremente, disfrutando la vida hasta el punto de tomar las ganas de pelear del compañero como señal de buena salud, y como prueba de que está “vivo y enérgico”. Cuando uno establece un estado de vida así de amplio, hasta la cacofonía de las críticas le parecen como un dulce trinar de aves.

Presidente Ikeda: De todas formas, lo importante es el amor, la benevolencia, la solidaridad. A partir de este sentimiento, lo único que cabe hacer [frente a una discusión] es sentarse juntos a hacer daimoku, con la mirada puesta en un noble ideal, y esforzarse por construir una felicidad verdadera. Hasta las personas casadas en algún momento fueron desconocidas entre sí. Así que, sin paciencia y esfuerzo por comprenderse, no es lógico ni probable que las cosas marchen bien. Para construir una vida juntos hace falta proteger el hogar, trabajar, educar a los hijos… Es decir que hacen falta paciencia y resistencia. La paciencia es indispensable para ser feliz. Hay muchos que sueñan con conocer la felicidad, sin tener que desarrollar paciencia. Pero esto es como un sueño. Y un sueño es sólo eso: ilusión. Sería como soñar con una vida fácil e infantil.
Creo que esta clase de ilusión es la que hace naufragar tantos matrimonios. La búsqueda de esta clase de felicidad sólo puede hacernos infelices. Lo importante es hacer el esfuerzo de construir serenamente algo juntos. De este empeño va surgiendo el amor. El amor verdadero es querer estar junto a la otra persona durante toda la eternidad. El matrimonio verdadero es cuando uno lleva veinticinco años viviendo con una persona, y siente un amor aún más profundo que cuando recién se conocieron. El amor se vuelve más profundo… Es un sentimiento que va mucho más allá de la simple afinidad o el rechazo.

Suda: Para ser feliz, entonces hay que tener paciencia. Este punto es algo clave.

Presidente Ikeda: La vida diaria se compone de realidades. Así que es necesario ganar dinero suficiente para mantener a la familia. Y en el caso de un hombre, es muy importante saber escuchar el punto de vista de la mujer. También es fundamental decirse cosas lindas, elogios y palabras estimulantes, cuando se está en el hogar. ¡No importa por qué motivo uno elogie a su pareja, mientras realmente lo haga! Nada se logra señalando los defectos del otro sin cesar. ¡Es una tontería actuar así!

Notas
1 Toda Josei Zenshu, vol. 2, pág. 283-284.
2 The Macmillan Book of Proverbs, Maxims and Famous Phrases, edit. por Burton Stevenson. Macmillan Publishing Company, Nueva York, 1948, pág. 757.