7.8.05

Curso de Budismo. La vida de Nichiren Daishonin (5)

Este material es la traducción de los artículos basados en el libro Kyogaku no Kiso (Fundamentos de estudio del budismo) del Departamento de Estudio de la Soka Gakkai y publicado en la revista mensual de la SGI de Estados Unidos Living Buddhism 2003.
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El objeto de devoción de la enseñanza esencial
“Objeto de devoción” es una traducción del término japonés honzon, que significa objeto fundamental de fe y que es profundamente respetado o venerado. El objeto de devoción de la enseñanza esencial es el elemento esencial de las Tres Grandes Leyes Secretas. Es considerado como la “Única Gran Ley Secreta” dotada de las tres. El término enseñanza esencial, cuando es utilizado junto con cualquiera de las Tres Grandes Leyes Secretas, se refiere a la enseñanza de Nam-myoho-renge-kyo tal como fue expuesta por Nichiren Daishonin. Esto es para distinguirla de la enseñanza esencial del Sutra del Loto, que es una referencia a los últimos catorce capítulos del sutra. El objeto de devoción se expresa en los términos de dos aspectos: la Persona y la Ley. El objeto de devoción en los términos de la Ley es el mandala1 (Gohonzon) inscrito por Nichiren Daishonin, en el cual manifestó el principio universal y la ley de la vida, Nam-myoho-renge-kyo.
Esta Ley constituye el principio fundamental o enseñanza por la cual todos los budas que han existido a través del tiempo y el espacio, han alcanzado la Budeidad; de esta manera constituye la “semilla” por la cual todos los seres vivientes pueden alcanzar la Budeidad. En “Respuesta a Kyo’o”, Nichiren Daishonin describe su inscripción del objeto de devoción como un mandala, diciendo: ”Yo, Nichiren, he inscrito mi vida en tinta sumi, de modo que crea en el Gohonzon con todo su corazón. El deseo del Buda es el Sutra del Loto, pero el alma de Nichiren no es otro que Nam-myoho-renge-kyo” (The Writings of Nichiren Daishonin [WND], pág. 412). Aquí, Nichiren Daishonin indica que Nam-myoho-renge-kyo es la esencia de su propia vida y la esencia del objeto de devoción.
Respecto al formato del mandala del Gohonzon, el Nam-myoho-renge-kyo inscrito de arriba hacia abajo en el centro es el corazón y la base. Los dos budas, Shakyamuni y Muchos Tesoros, y los otros seres diversos que flanquean el Nam-myoho-renge-kyo a la derecha e izquierda, representan cada uno de los diez estados. Ellos son funciones de Nam-myoho-renge-kyo. El Nam-myoho-renge-kyo que corporifica el Gohonzon, es el origen de todos los budas de las tres existencias (el pasado, el presente y el futuro). Es decir, que es el principio fundamental que penetra la vida y el universo y que hace posible que las personas se iluminen. Por esta razón, es considerado como “la semilla original” para el logro de la Budeidad, y su beneficio es insondable.
Nichikan, el 26º sumo prelado de Taiseki-ji y renombrado erudito del Budismo del Daishonin, dice, “Este, en otras palabras, es el origen que da lugar a todos los budas y sutras; es la fuente de la cual ellos derivan. Por consiguiente, el beneficio de todos los budas de las diez direcciones y las tres existencias, iguales en número a las arenas del río Ganges, así como el beneficio de todos los sutras de las diez direcciones y las tres existencias, iguales en número a las partículas de arena –todos, sin excepción, derivan del objeto de devoción del Budismo de la Siembra, que está implícito en el texto [del Sutra del Loto]. Esto es similar a la manera en que cientos y miles de hojas y ramas pueden resultar de una misma raíz. En consecuencia, el beneficio de este objeto de devoción es ilimitado e infinito, y sus funciones místicas vastas e inmensas, profundas y de largo alcance. Por esta razón, si uno abraza la fe en este objeto de devoción e invoca Nam-myoho-renge-kyo aunque sea brevemente, no hay oración que quede sin respuesta, no hay falta que no se perdone, no hay buena fortuna que no se conceda, no hay rectitud que no quede demostrada”. (Nichikan Shonin Mondanshu, pág. 443) (The Collected Commentaries of Nichikan Shonin).

El objeto de devoción en los términos de la Persona
Nichiren Daishonin describió Nam-myoho-renge-kyo como su vida o alma, que él inscribió en tinta sumi. Él despertó a Nam-myoho-renge-kyo como la fuente fundamental de su propia vida y lo corporificó como el objeto de devoción en la forma de un mandala por la causa de todas las personas del Último Día de la Ley. La vida misma de Nichiren Daishonin era idéntica al objeto de devoción en los términos de la Ley. El “Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente” explica, “El objeto de devoción es, de esta manera, la entidad de todo el cuerpo del devoto del Sutra del Loto” (Gosho Zenshu [GZ], pág. 760). El devoto del Sutra del Loto se refiere a Nichiren Daishonin, cuyas acciones concordaban con las del bodhisattva Prácticas Superiores, a quien el buda Shakyamuni confió la esencia del Sutra del Loto. Al mismo tiempo, la realidad interior de la vida de Nichiren Daishonin es el Buda de la alegría ilimitada, iluminado desde el tiempo sin comienzo. El término “tiempo sin comienzo” (kuon ganjo en japonés), se refiere a un pasado más remoto que el tiempo en el cual Shakyamuni alcanzó realmente por primera vez la iluminación de acuerdo con el capítulo “Duración de la vida” (decimosexto) del Sutra del Loto. Es decir, que describe una época más distante que el pasado remoto definido como “kalpas innumerables como sistemas mundiales mayores reducidos a partículas de arena” (gohyaku – jintengo) atrás. En un sentido, el “tiempo sin comienzo” se refiere al momento original en el que Nichiren Daishonin alcanzó la Budeidad, despertando a la realidad de que su vida es una entidad de la Ley Mística que no tiene comienzo ni fin. También podríamos decir que se refiere a la naturaleza eterna de esa Ley y de la Budeidad de quien ha despertado a ella. La expresión “alegría ilimitada”, también traducida como “absoluta libertad” (literalmente, “cuerpo libremente recibido y utilizado”), significa despertar al “yo” que es uno con la original y eterna Ley Mística. El Buda de la Alegría Ilimitada (el Buda del cuerpo que es libremente recibido y utilizado) es quien, con la sabiduría derivada de este despertar, logra y utiliza el ilimitado poder de la Ley Mística.
Nichiren Daishonin, como el devoto del Sutra del Loto, superó repetidas persecuciones mayores y dificultades. Mientras se desarrollaba la más significativa de estas persecuciones, la de Tatsunokuchi, el 12 de septiembre de 1271, él se reveló a sí mismo como el Buda de la alegría ilimitada que había estado iluminado desde el tiempo sin comienzo. Además, él manifestó esta realidad –su “alma”– de una manera gráfica como el Gohonzon de Nam-myoho-renge-kyo.
En sus escritos, Nichiren Daishonin utilizó a menudo la expresión “Shakyamuni, el soberano de las enseñanzas” para indicar el objeto de devoción de la enseñanza esencial. Él estaba hablando de Shakyamuni, “el soberano de las enseñanzas del principio místico de la verdadera causa”, que está implícito en lo profundo del texto del capítulo Duración de la vida. Esta es una expresión que señala al mismo Nichiren Daishonin, quien enseñó y propagó Nam-myoho-renge-kyo como el principio místico de la verdadera causa. El principio místico de la verdadera causa se refiere a Nam-myoho-renge-kyo, la semilla de la Budeidad, la causa fundamental para el logro de la Budeidad o iluminación. Concordantemente, Nichiren Daishonin, quien reveló esta enseñanza y la propagó a la humanidad, es llamado el “soberano de las enseñanzas del principio místico de la Verdadera Causa” o el “maestro de la Verdadera Causa”.
En “Carta a Shimoyama”, Nichiren Daishonin se refiere a sí mismo y su rol, como “el devoto del Sutra del Loto, quien es más valioso que el buda Shakyamuni, el soberano de las enseñanzas”. (GZ, pág. 363).
El registro de las enseñanzas orales de Nichiren Daishonin, “Ciento seis comparaciones”, dice, “... El capítulo ‘Duración de la vida’ en las profundidades de nuestra vida, significa la causa original en las profundidades del capítulo ‘Duración de la vida’ del Budismo de la Cosecha. Yo, Nichiren, soy el maestro de esta doctrina” (GZ, pág. 863). En sus enseñanzas orales, entonces, Nichiren Daishonin también se identifica claramente a sí mismo como el maestro del principio místico de la Verdadera Causa.

La unidad de la Persona y la Ley
La idea de la unidad del objeto de devoción en los términos de la Ley y en los términos de la Persona es conocida como la unidad de la Persona y la Ley, o la “Persona y la Ley en un cuerpo”. Nichiren Daishonin despertó a la realidad de que su vida es una con Nam-myoho-renge-kyo, el objeto de devoción en los términos de la Ley. En consecuencia, él mismo es el objeto de devoción en los términos de la Persona. En otras palabras, la Ley está unida en la realidad, con la vida de Nichiren Daishonin. Así, la vida del Daishonin corporificó la unidad de Persona y Ley. El Daishonin manifestó su vida en la forma de un mandala que, por lo tanto, también corporifica la unidad de Persona y Ley. Mientras la Ley como un objeto de devoción es eterno y penetra el universo, Nichiren Daishonin la expresó en forma concreta para hacer posible que todas las personas crean en ella y la respeten como la base de su vida.

El Santuario de la Enseñanza Esencial
El santuario de la enseñanza esencial es el lugar donde se consagra el objeto de devoción de la enseñanza esencial, y se puede llevar a cabo la fe y la práctica. El santuario se refería originalmente a un lugar donde los discípulos del Buda recibían los preceptos y hacían una promesa en ocasión de su ordenación. En el Budismo, “precepto” indica una regla o norma para proteger contra el error y el mal. En el Budismo de Nichiren Daishonin, abrazar Nam-myoho-renge-kyo, el corazón de la enseñanza esencial del Sutra del Loto, es el único precepto, que contiene el beneficio de mantener todos los preceptos budistas. Por tanto, no hay necesidad de adherir a ningún otro precepto. Abrazar el Gohonzon y hacer emerger la condición de vida de la Budeidad es mantener el único precepto del Budismo de Nichiren Daishonin y, de esa manera, se le pone un alto al mal.
Existen dos aspectos en el santuario esencial: el santuario específico y el santuario general.

El Santuario Específico
El santuario específico se establece en respuesta a la realización del kosen-rufu, y es un lugar en el que personas de todo el mundo pueden ofrecer oraciones. Será una locación importante donde las personas puedan reunirse y hacer la promesa de establecer la paz para toda la humanidad. En su obra, “Las Tres Grandes Leyes Secretas”, Nichiren Daishonin dice que en una época en que la enseñanza de Nam-myoho-renge-kyo se haya establecido entre la gente, es decir, en la época del kosen-rufu, sus seguidores deben “encontrar el mejor lugar que recuerde la tierra pura del Pico del Águila y construir allí el supremo santuario” (GZ, pág. 1022).

El Santuario General
En contraste, el santuario general es el único santuario que existe en la época en que el verdadero aspecto del kosen-rufu está todavía por ser realizado plenamente. Se refiere a cualquier lugar en donde esté consagrado el Gohonzon y las personas estén llevando a cabo la fe y práctica con el firme deseo de propagar ampliamente la Ley. Debido a que posee el mismo significado y beneficio que el santuario específico, en tanto incluye el beneficio de observar todos los preceptos budistas, es llamado en japonés gi no kaidan, que literalmente significa “santuario (plataforma de preceptos) en significado”. Debido a que, en general, se refiere a cualquier lugar donde esté consagrado el Gohonzon y las personas invoquen Nam-myoho-renge-kyo con fe en el Gohonzon, en español es llamado “santuario general”.
Respecto al beneficio del santuario de la enseñanza esencial, Nichiren Daishonin escribe, “Quienes visitan este lugar, pueden expiar inmediatamente las ofensas que han acumulado desde el infinito pasado y transformar sus maldades que derivan de los tres tipos de acción en las tres virtudes” (WND, pág. 1097). De esta manera, en el Budismo de Nichiren Daishonin, la manera fundamental para transformar el karma negativo y la ignorancia por fortuna y sabiduría es colocándose en el santuario –es decir, ante el Gohonzon– e invocando Nam-myoho-renge-kyo. Entonces, el santuario se convierte en el lugar donde cultivamos el mundo de la Budeidad en nuestro interior y lo hacemos emerger.

El Daimoku de la Enseñanza Esencial
Entonar Nam-myoho-renge-kyo con fe ante el objeto de veneración es a lo que se denomina “daimoku, o invocación, de la enseñanza esencial”. Hay dos aspectos: el daimoku de fe y el daimoku de práctica. El daimoku de fe significa creer en el Gohonzon, y el daimoku de práctica significa invocar Nam-myoho-renge-kyo. El daimoku es conocido como la invocación de la enseñanza esencial porque corporifica tanto la fe como la práctica. En su “Carta a Horen”, Nichiren Daishonin escribe, “Si trata de practicar las enseñanzas del sutra [del Loto] sin fe, sería como tratar de encontrar una montaña enjoyada sin manos [para tomar sus tesoros]” (WND, pág. 511). En este sentido, si se invoca Nam-myoho-renge-kyo sin fe en el objeto de devoción de la enseñanza esencial, no se podría decir que se está invocando el daimoku de la enseñanza esencial.
En “La entidad de la Ley Mística”, Nichiren Daishonin dice, “Pero quienes siguen las enseñanzas de Nichiren descartan honestamente las doctrinas erróneas de las enseñanzas provisionales y las teorías incorrectas de los maestros errados y, con toda sinceridad, ponen su fe en la enseñanza correcta y las doctrinas correctas del maestro correcto. Por consiguiente, ellos pueden ganar el loto de la entidad y manifestar el principio místico de la entidad de la Tierra de la Luz Eternamente Apacible. Esto es porque ellos ponen su fe en las palabras doradas del Buda indicado en el capítulo “Duración de la vida” de la enseñanza esencial e invocan Nam-myoho-renge-kyo” (WND, pág. 430). Hasta el punto en que se tiene fe en el objeto de devoción, el daimoku de la enseñanza esencial que invocamos es exactamente el mismo que el Nam-myoho-renge-kyo que Nichiren Daishonin practicó y manifestó en su propia vida. Por tanto, el daimoku de la enseñanza esencial es la misma práctica de la Budeidad que llevó a cabo el propio Nichiren Daishonin. La misma escritura dice también, “Esas personas que descartan honestamente los medios hábiles, que ponen su fe sólo en el Sutra del Loto, e invocan Nam-myoho-renge-kyo, transformarán los tres caminos de los deseos mundanos, el karma y los sufrimientos en las tres virtudes del cuerpo del Dharma, la sabiduría y la emancipación. La triple contemplación y las tres verdades se manifestarán inmediatamente en su mente, y el lugar donde viven se convertirá en la Tierra de la Luz Eternamente Apacible. El Buda que es la entidad de Myoho-renge-kyo, del capítulo “Duración de la vida” de la enseñanza esencial, quien es tanto sujeto que habita como reino habitado, vida y medio ambiente, cuerpo y mente, entidad y función, el Buda eternamente dotado con los tres cuerpos –él se encuentra en los discípulos y creyentes laicos de Nichiren” (WND, pág. 420). Es mediante la “práctica para los demás” que transmitiremos el estado de vida del Buda a todas las personas. Al hacerlo, estamos llevando a cabo la práctica de un Buda y, al mismo tiempo, manifestando el estado de la Budeidad en nuestra propia vida.
El daimoku de la enseñanza esencial abarca tanto la práctica para uno mismo como la práctica para los demás. En “Las Tres Grandes Leyes Secretas” y otras partes, Nichiren Daishonin explica, “Hoy, conforme ingresamos al Último Día de la Ley, el daimoku que invoca ahora Nichiren es diferente al de las eras anteriores. Es el Nam-myoho-renge-kyo que abarca tanto la práctica para uno mismo como para los demás” (GZ, pág. 1022).
Si asociamos la fe y la práctica con la causa y el efecto, entonces, la fe es la causa y la práctica de invocar es el efecto. Dentro de esta relación de causa y efecto, en la médula de la vida, emerge el mundo de la Budeidad. Por esta razón, el daimoku que corporifica tanto la fe como la práctica es una fuente de virtud, sabiduría y beneficio. Por consiguiente, Nichiren Daishonin dice, “Una mente ahora nublada por las ilusiones de la oscuridad innata de la vida es como un espejo empañado, pero cuando es pulido, con seguridad se convertirá en un espejo claro, reflejando la naturaleza esencial de los fenómenos y el verdadero aspecto de la realidad. Haga brotar una fe profunda y, diligentemente, pula su espejo día y noche. ¿Cómo lo debe pulir? Sólo invocando Nam-myoho-renge-kyo” (WND, pág. 4). Como lo explica este pasaje, cuando abrazamos y mantenemos el daimoku dotado de la fe y la práctica, nos refinamos y purificamos, revolucionamos nuestra vida interior y logramos obtener la Budeidad en esta existencia.

La propagación mundial y la transmisión del Budismo hacia el oeste
Nichiren Daishonin estableció el Budismo de las Tres Grandes Leyes Secretas como una religión capaz de salvar a la humanidad de todo el período del Último Día de la Ley. Él predijo que el Budismo de la siembra implícito en las profundidades del Sutra del Loto se propagaría del Japón a la China, y luego a la India y el mundo entero. Esto es conocido como la transmisión del Budismo hacia el oeste. En contraste, la anterior expansión del Budismo de Shakyamuni de la India a la China, Corea y al Japón, que sirvió para beneficiar a las personas de los días Primero y Medio de la Ley es conocida como la transmisión hacia el este. En su obra “Amonestación al bodhisattva Hachiman”, Nichiren Daishonin escribe, “La Tierra de la Luna2 es otro nombre para la India, el lugar donde el Buda hizo su aparición en el mundo. La Tierra del Árbol del Sol es otro nombre para el Japón. ¿Existe alguna razón por la que el sabio deba aparecer aquí? La luna aparece en el oeste y se mueve hacia el este, lo que es una señal de la manera en que las enseñanzas budistas de la India se propagan en dirección al este. El sol se eleva por el este, una auspiciosa señal de cómo las enseñanzas budistas del Japón están destinadas a retornar a la tierra de la India. La luz de la luna no es muy brillante, porque el Buda enseñó [el Sutra del Loto] durante ocho años de su vida. Pero el sol es brillante y eclipsa a la luna, una señal auspiciosa de cómo está destinado a iluminar la larga oscuridad del [Último Día de la Ley que comienza con] quinto período de quinientos años” (GZ, pág. 588).
La declaración de que la luz de la luna es débil y duró por sólo ocho años de la existencia del Buda es una referencia al poder del Sutra del Loto enseñado durante los ocho años finales de la vida de Shakyamuni –es decir, la interpretación literal o superficial de las palabras del sutra. Pero que la luz del sol excede en mucho a la luna en brillantez, se refiere al poder del Budismo de Nichiren Daishonin que eclipsa al Budismo de Shakyamuni. De esta manera, el Daishonin declaró que él expuso la gran enseñanza budista capaz de salvar del sufrimiento a todas las personas a lo largo de los diez mil años del Último Día de la Ley. En un pasaje similar, Nichiren Daishonin dice en “Sobre la profecía del Buda”, “La luna aparece en el oeste y vierte su luz hacia el oeste, pero el sol se eleva en el este y proyecta sus rayos hacia el oeste. Lo mismo se aplica al Budismo. Se propaga de oeste a este en los días Primero y Medio de la Ley, pero viajará de este a oeste en el Último Día” (WND, pág. 401). El Daishonin declara, además, “Yo digo que, sin falta, el Budismo surgirá y fluirá desde el este, desde la tierra del Japón” (WND, pág. 401). La profecía del Daishonin del retorno del Budismo hacia el oeste está siendo realizada en la época actual por la Soka Gakkai, que ha propagado el Budismo de Nichiren Daishonin a 186 países y territorios de todo el mundo. En verdad hemos ingresado a una era en la que la luz del Budismo, capaz de realizar la paz en todo el mundo y la felicidad de todas las personas, se ha extendido a toda la humanidad.
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1. (Sánscrito; mandara en japonés): Un objeto de devoción en el que budas y bodhisattvas son representados o en el que se expresa una doctrina. Muchas escuelas budistas consideran un mandala específico a sus respectivas escuelas como la corporificación de la iluminación o verdad. Fue traducido al chino como “perfectamente dotado” o “racimo de beneficios”.
2. La Tierra de la Luna (Chin Yüeh-chih) era un nombre de la India utilizado en la China y el Japón. En la última parte del siglo III a.C., una tribu del Asia central llamada Yüeh-chih gobernó una parte de la India. Debido a que el Budismo fue llevado a la China a través de ese territorio, parece que los chinos consideraron la tierra de Yüeh-chih (tribu de la luna) como la India misma.

1 comentario:

Arianne dijo...

Hola Ricardo, los archivos del curso no se pueden leer. Por favor revisa a ver qué está pasando.
Saludos,

Marianella