7.8.05

Curso de Budismo. La vida de Nichiren Daishonin (4)

Este material es la traducción de los artículos basados en el libro Kyogaku no Kiso (Fundamentos de estudio del budismo) del Departamento de Estudio de la Soka Gakkai y publicado en la revista mensual de la SGI de Estados Unidos Living Buddhism 2003.
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Las acciones de los campesinos de Atsuhara durante su persecución concordaba con el espíritu descrito en el Sutra del Loto como “sin escatimar jamás nuestro cuerpo o vida” (The Lotus Sutra [LS], cap. 13). Ellos estaban deseando entregar su vida por la causa de su fe. Nichiren Daishonin sintió en esto un importante y decisivo punto. Era que las personas comunes podían resistir la gran persecución con esa firme fe y, en el proceso, proteger la Ley. El primer día del décimo mes de 1279, Nichiren Daishonin declaró en “Sobre las persecuciones acaecidas al Sabio”, que había llegado el momento para que él cumpliera el propósito de su advenimiento a este mundo.
De acuerdo con esta declaración, el duodécimo día del décimo mes de 1279, estableció el Dai-Gohonzon, el objeto de devoción para la iluminación de toda la humanidad.
En “Sobre las persecuciones acaecidas al Sabio”, el Daishonin dice, “Ahora, en el segundo año de Koan (1279), signo cíclico Tsuchinoto-u, han pasado veintisiete años desde que proclamara por primera vez esta enseñanza en el templo Seicho-ji. Fue a la hora del caballo (al mediodía) del vigesimoctavo día del cuarto mes en el quinto año de Kencho (1253), signo cíclico mizunoto-ushi, en el lado sur del salón de la imagen en el Shobutsu-bo del templo Seicho-ji, en el pueblo de Tojo... El Buda cumplió el propósito de su advenimiento en poco más de cuarenta años, al gran maestro T’ien-t’ai le tomó alrededor de treinta años, y al gran maestro Dengyo, unos veinte años. A mí, me tomó veintisiete años, y las grandes persecuciones que afronté durante este período son bien conocidas por todos ustedes” (The Writings of Nichiren Daishonin [WND], pág. 996).
En este pasaje, el Daishonin declara que, pasados veintisiete años desde el establecimiento de su enseñanza en 1253, ahora está cumpliendo el propósito de su propio advenimiento. En el Budismo, el término “propósito de advenimiento” indica el propósito o razón fundamental por el cual aparece un Buda en el mundo. Nichiren Daishonin apareció en el Último Día de la Ley con el único propósito de realizar el gran deseo y juramento del Buda, de salvar a todos los seres vivientes de los más de diez mil años del Último Día de la Ley. Él reveló el Dai-Gohonzon en 1279 en respuesta a la firme fe de los creyentes comunes durante la persecución de Atsuhara. Es la expresión del gran deseo y juramento del Daishonin de salvar a toda la humanidad, a todas las personas comunes de todo el mundo, y con el propósito del kosen-rufu, o la propagación mundial de su enseñanza.

Los tres beneficios de sembrar, madurar y cosechar
La cualidad especial del Budismo que reveló el Daishonin y que propagó para la salvación y la felicidad de las personas del Último Día de la Ley, está contenida en el término “Budismo de la siembra”. Lo que sigue es una discusión del significado de la expresión “Budismo de la siembra”.
“Sembrar” o “plantar la semilla”, se refiere a que el Buda implanta en la vida de todos los seres vivientes la “semilla” para la obtención de la Budeidad. Es decir, que el hecho de que el Buda exponga la enseñanza que es la causa fundamental para el logro de la Budeidad, se compara a un campesino que planta las semillas en un campo. Por consiguiente, el beneficio que la gente deriva de la instrucción del Buda es conocido como “beneficio de la siembra”.
En su carta “Respuesta al señor feudal Soya”, Nichiren Daishonin escribe, El Sutra del Loto es como la semilla, el Buda como el sembrador, y la gente como el campo” (Gosho Zenshu, pág. 1056).
Además de esa concesión de la enseñanza por el Buda, está el beneficio de madurar y cosechar. Juntos son conocidos como los beneficios de sembrar, madurar y cosechar. El segundo, el beneficio de madurar, emana de la acción de nutrir la “semilla” para el logro de la Budeidad que ha sido sembrada dentro de la vida de los seres vivientes. Cultivar y desarrollar la semilla de la Ley dentro de la vida de las personas, para nutrirla y hacerla madurar –esta es la acción de madurar. El tercero, el beneficio de cosechar, se refiere a librar a las personas –aquellas en quienes la semilla de la Budeidad ha madurado– de los sufrimientos del nacimiento y la muerte, y posibilitarles levantar la “cosecha” de la condición de vida de la Budeidad.

El Budismo de la siembra en las profundidades del Sutra del Loto
En su tratado “El objeto de devoción para observar la mente” Nichiren Daishonin escribe: “La enseñanza esencial de la existencia de Shakyamuni y la que reveló al comienzo del Último Día son tanto puras como perfectas [en cuanto conducen directamente a la Budeidad]. Sin embargo, el de Shakyamuni es el Budismo de la cosecha, y éste es el Budismo de la siembra. La esencia de su enseñanza es un capítulo y dos mitades, y la esencia de la mía son sólo los cinco caracteres del daimoku” (WND, pág. 370)
Con la expresión “tanto puras como perfectas” Nichiren Daishonin indica que la enseñanza esencial del Sutra del Loto, desde la perspectiva de las personas en la época de Shakyamuni y la enseñanza budista propagada por Nichiren Daishonin al comienzo del Último Día de la Ley, son enseñanzas puras y perfectas. Diciendo que “el de Shakyamuni... es el Budismo de la cosecha, y éste es el Budismo de la siembra”, sin embargo, él resalta la diferencia entre las dos enseñanzas. La Enseñanza Esencial del Sutra del Loto está asociada con el beneficio de cosechar el fruto de las semillas de la Budeidad. En contraste, el Budismo de Nichiren Daishonin en el Último Día de la Ley es la enseñanza de la “siembra” de las semillas para la obtención de la Budeidad.
Él también dice, “La esencia de su enseñanza es un capítulo y dos mitades, y la esencia de la mía son sólo los cinco caracteres del daimoku”. Con “un capítulo y dos mitades”, el Daishonin se refiere a la enseñanza esencial del Sutra del Loto que revela a Shakyamuni como el Buda que alcanzó la iluminación en el remoto pasado, expone sobre su comportamiento, y revela el estado de la Budeidad. Específicamente, se refiere a la última mitad del capítulo “Irrumpir de la Tierra” (decimoquinto), todo el capítulo “Duración de la vida” (decimosexto) y la primera mitad del capítulo “Distinción de beneficios” (decimoséptimo). Aquí, el estado de la Budeidad todavía es expresado como un efecto o realización –la cosecha de la Budeidad en la vida de Shakyamuni como el efecto de causas pasadas.
La enseñanza o Ley por la cual las semillas o causas para esta Budeidad fueron sembradas no se revela. A manera de analogía, la enseñanza contenida en “un capítulo y dos mitades” puede ser comparada con el fruto sin semillas: La pulpa del fruto está allí, pero no hay semillas para plantar en la vida de las personas. Siguiendo esta lógica, la revelación de la iluminación del Buda en el remoto pasado en el capítulo “Duración de la vida” ya no puede servir más como semilla, o causa, para que todas las personas alcancen la Budeidad, así como una naranja sin semillas no puede producir un árbol de naranjas.
Si bien el Budismo de la siembra no está explícitamente expuesto en el texto del capítulo “Duración de la vida”, sí está implícito en el pasaje que dice “originalmente yo practiqué el camino del bodhisattva” (LS 16). Por esta razón, el Budismo de la siembra está referido como la enseñanza “escondida en las profundidades” del capítulo “Duración de la vida”.
En “El objeto de devoción”, Nichiren Daishonin se refiere al principio de los tres mil reinos en un simple momento de vida como la “semilla de la Budeidad”. (“Sin la semilla de la Budeidad, es decir, los tres mil reinos en un simple momento de vida, los seres sensibles no pueden convertirse en budas...”) (WND, pág. 365). Además, en “La apertura de los ojos” él describe el verdadero significado del principio de los tres mil reinos en un simple momento de vida como: “Esta es la doctrina de la causa original y el efecto original. Revela que los nueve mundos están presentes en la Budeidad sin comienzo y esa Budeidad está inherente en los nueve mundos sin comienzo. Esta es la verdadera posesión mutua de los Diez Mundos, los cien mundos y los mil factores, los tres mil reinos en un simple momento de vida” (WND, pág. 236). Esta, explica él, es la enseñanza “escondida en las profundidades del capítulo ‘duración de la vida’”.
Siendo consideradas impermanentes, las vidas de los seres humanos comunes que manifiestan los nueve mundos, en realidad están imbuidas del estado de vida de la Budeidad que no tiene comienzo ni fin. Además, este estado de Budeidad fundamentalmente valioso y digno de respeto, es una expresión de la Ley Mística cuando se revela desde el interior de los estados de vida de los nueve mundos, que son original y eternamente inherentes a la existencia humana.
La enseñanza budista que inspira y conmueve a las personas en la esencia de la vida misma, que revela y explica los maravillosos principios de la posesión mutua de los diez mundos y los tres mil reinos en un simple momento de vida de una manera clara y lógica, constituye la verdadera causa para que todas las personas despierten a la Ley eterna. Es la semilla por la que todas las personas pueden alcanzar la Budeidad.
Nichiren Daishonin propagó esta enseñanza de la siembra con el propósito de aliviar los sufrimientos de las personas del Último Día de la Ley, posibilitándoles así desarrollar la semilla de la Budeidad, el verdadero principio de los tres mil reinos en un simple momento de vida.

El poder del Budismo de la siembra
Existen dos aspectos dentro del concepto de sembrar la semilla para la obtención de la Budeidad: 1) permitir a una persona oír la Ley, o la enseñanza del Buda, y 2) hacer surgir una mente de fe, o la aspiración a la iluminación.
Posibilitarle a otro oír la Ley significa exponer la Ley que contiene la semilla para la obtención de la Budeidad independientemente de si, como resultado, la otra persona abraza la fe en ella. El que las personas abracen la fe o no es un tema diferente a sembrar la semilla para la obtención de la Budeidad enseñándole la Ley a los demás.
La siembra que conduce a la fe se refiere a las ocasiones en las que se enseña la Ley a otra persona y esa persona abraza la fe. El que el oyente abrace la fe o no depende de su capacidad e inclinación. Específicamente, sembrar permitiendo que otra persona escuche la Ley es la única manera verdadera de “sembrar” o plantar la semilla de la Budeidad. “Hacer surgir una mente de fe” describe un posible resultado de la siembra, en el sentido de que el oyente llega a creer inmediatamente en la enseñanza que contiene la semilla de la Budeidad.
Debido a que la enseñanza de la siembra explica la realidad de la vida, tiene el poder para influir en la vida de las personas en un nivel muy profundo. Sin embargo, y precisamente por esta razón, quienes escuchan esta enseñanza de la siembra pueden no abrazar la fe en ella y, más bien, reaccionar en su contra. Respecto a este punto, el gran maestro Miao-lo dijo, “Sea que uno la acepte o la rechace, lo que uno oye forma una condición [para la obtención de la Budeidad]” (GZ, pág. 415).
Describiendo Nam-myoho-renge-kyo como la enseñanza de “sembrar permitiéndole a uno escuchar la Ley”, Nichiren Daishonin dice, “Cuando uno invoca Nam-myoho-renge-kyo, el Tathagata originalmente inherente en la vida se revela; cuando las personas escuchan la voz invocando Nam-myoho-renge-kyo, las ofensas que han acumulado a lo largo de un extenso período de innumerables asamkhya kalpas se extinguen; si alguien escucha Nam-myoho-renge-kyo siquiera por un momento y en ese tiempo surge un corazón de alegría, entonces esa persona alcanza la Budeidad en su forma presente. Aun cuando no se abrace la fe, si se siembra la semilla y ésta madura, definitivamente se alcanzará la Budeidad... Este mundo saha es un reino en el cual se alcanza el camino a través del sentido de oído” (GZ, pág. 415)
Hablando en términos generales, si bien el Budismo de Shakyamuni tiene el poder para hacer posible que cualquiera que posea sembrada la semilla para el logro de la Budeidad escuchando la Ley haga surgir su fe, no posee el poder para sembrar para posibilitarle a otros escuchar la Ley por primera vez.
En el capítulo “Duración de la vida” del Sutra del Loto, considerado como la esencia del Budismo de Shakyamuni, él enseña que su estado de vida de Budeidad siempre presente es un “efecto” que alcanzó mediante la práctica. Pero él no enseña la semilla de la Budeidad, expresada como el principio de los tres mil reinos en un simple momento de vida.
El capítulo “Duración de la vida” contiene el beneficio de la cosecha –el poder para cosechar el fruto de la Budeidad que existe en la vida de aquellos cuya capacidad ha madurado. Su audiencia está compuesta por aquellos que ya tenían la semilla para el logro de la Budeidad sembrada en su vida escuchando la Ley Mística.
Sin embargo, no posee el poder para capacitar a las personas para recibir la semilla de la Budeidad, porque no expresa concretamente la Ley que es la semilla de la Budeidad, implantando así esa semilla en su por vez primera.
En los días Primero y Medio de la Ley, las personas hacían surgir su fe a través del Budismo de la maduración y la cosecha de Shakyamuni en virtud de su pasada conexión con esa enseñanza. De esa manera, ellos alcanzaban los “beneficios conspicuos” de la maduración y la cosecha. Las personas del Último Día de la Ley, sin embargo, no tienen conexión previa con el Budismo de Shakyamuni. Más bien, encontrando el Budismo del Daishonin, que tiene el poder de “sembrar para posibilitar que las personas escuchen la Ley”, recibiendo de esa manera la “semilla” de la Budeidad, las personas de esta era pueden activar la semilla de la Budeidad en su vida por primera vez. El propósito del Budismo es capacitar a las personas para que superen su sufrimiento y alcancen la iluminación, o la felicidad absoluta y duradera. Para lograr esto en la época actual, sin embargo, requiere de un cambio de enfoque para pasar del Budismo de Shakyamuni, que está orientado a la maduración y la cosecha de una semilla de la iluminación ya plantada, hacia el Budismo del Daishonin, cuya característica fundamental está en la capacidad para implantar la semilla de la iluminación en la vida de las personas, capacitándolas para escuchar la Ley.

Las Tres Grandes Leyes Secretas
Nichiren Daishonin transmitió su Budismo de la siembra al futuro para salvar a todas las personas del sufrimiento a lo largo del período de diez mil años del Último Día de la Ley. Lo hizo para establecer las Tres Grandes Leyes Secretas, como los tres principios inigualables implícitos en el Budismo de la siembra. Ellos son: 1) el objeto de devoción (honzon en japonés) de la enseñanza esencial, 2) el santuario (kaidan en japonés, literalmente “plataforma de preceptos”) de la enseñanza esencial, y 3) el daimoku, o invocación, de la enseñanza esencial. La enseñanza de las Tres Grandes Leyes Secretas constituye la razón del advenimiento de Nichiren Daishonin en este mundo y la esencia de su doctrina.

La relación entre las Tres Grandes Leyes Secretas y el Sutra del Loto
Para salvar a las personas del Último Día de la Ley de los sufrimientos, Nichiren Daishonin reveló el estado de vida que él alcanzó, que corporificaba la Ley Mística de una manera que concordaba con un concepto budista conocido como las tres clases de saber. Estos son los preceptos, la meditación y la sabiduría, expresados como las Tres Grandes Leyes Secretas.
Las tres clases de saber en el Budismo –los preceptos, la meditación y la sabiduría– representan las formas básicas o los componentes de la práctica budista. Originalmente, los preceptos constituían la confirmación de las reglas de disciplina; la meditación se refería a enfocar la mente o la concentración en un objeto de meditación específico; y la sabiduría significaba la capacidad para percibir la verdad, o la verdadera naturaleza de todas las cosas.
Respecto a la relación correspondiente entre las Tres Grandes Leyes Secretas y las tres clases de saber, el objeto de devoción de la enseñanza esencial corresponde a la meditación; el santuario, o la “plataforma de los preceptos” corresponde a los “preceptos” y el daimoku, o la invocación, de la enseñanza esencial, a la sabiduría.
La doctrina de las Tres Grandes Leyes Secretas revela la semilla o enseñanza de la Budeidad que está escondida, o implícita (de aquí el término “secreto”) en lo profundo del texto del capítulo “Duración de la vida”. Esto concuerda con la enseñanza esencial que se pretende propagar en el período posterior a la muerte del buda Shakyamuni, que él confió al bodhisattva Prácticas Superiores tal como está descrito en el capítulo “Los poderes sobrenaturales de El Que Así Llega” (vigesimoprimero) del Sutra del Loto. Nichiren Daishonin era consciente de que él estaba destinado a cumplir la misión del bodhisattva Prácticas Superiores, a quien el Buda había confiado esta enseñanza. Con esta conciencia, él leyó el Sutra del Loto con su vida, es decir, con su propia acción, propagándolo incluso mientras soportaba grandes persecuciones. Como resultado, dentro de su vida él manifestó la Ley Mística del tiempo sin comienzo implícito en lo profundo del texto del capítulo “Duración de la vida”.
En su obra “Sobre las Tres Grandes Leyes Secretas”, Nichiren Daishonin dice, “Yo expliqué que el Sutra del Loto es la única gran razón por la que los budas aparecen en el mundo. Esto se debe a que es el sutra que contiene estas tres grandes leyes secretas” (GZ, pág. 1023). Como lo implica este pasaje, el Sutra del Loto constituye el propósito de la aparición de Shakyamuni en este mundo porque contiene, implícito en lo profundo de sus pasajes, la Ley Mística o la semilla de la Budeidad. Esta semilla es Nam-myoho-renge-kyo, que corporifica las Tres Grandes Leyes Secretas. Propagar esta enseñanza es realizar el propósito del advenimiento del Buda, que es capacitar a todas las personas para que alcancen la Budeidad. Nichiren Daishonin se refirió a las Tres Grandes Leyes Secretas como los “tres importantes asuntos del capítulo ‘Duración de la vida’” (“Los deseos mundanos son iluminación”, WND, pág. 317). Él estableció las Tres Grandes Leyes Secretas como la corporificación de la Ley Mística implícita en la enseñanza esencial, la enseñanza capaz de conducir a todas las personas hacia la iluminación, que él manifestó como una realidad dentro de su propia vida.

La Única Gran Ley Secreta y la Seis Grandes Leyes Secretas
La base de las Tres Grandes Leyes Secretas es la Única Gran Ley Secreta –el objeto de devoción de la enseñanza esencial, o el Gohonzon. En forma gráfica, Nichiren Daishonin manifestó Nam-myoho-renge-kyo, la Ley Mística del tiempo sin comienzo que él realizó en su vida, como un mandala llamado Gohonzon.
En “Respuesta al señor feudal Nanjo” Nichiren Daishonin escribe: “En lo profundo de esta carne mortal yo preservo la Ley secreta fundamental heredada del buda Shakyamuni, el señor de las enseñanzas, en el Pico del Águila” (WND, pág. 1097). En “Carta a Soya Nyudo”, él dice, “Con el ojo de Buda del Honrado por el Mundo de la Gran Iluminación, entendiendo el Último Día de la Ley, para corregir las dos clases de ofensas, aquellos de la oposición y la calumnia, yo he establecido esta Única Gran Ley Secreta... En otras palabras, [son] los cinco caracteres del Myoho-renge-kyo, los cinco importantes principios de nombre, forma, esencia, función y enseñanza” (GZ, pág. 1030).
Abrazar el objeto de devoción de la enseñanza esencial es el precepto fundamental del Budismo de Nichiren Daishonin. De esta manera, el lugar donde está consagrado el Gohonzon es llamado “santuario” (kaidan en japonés, literalmente, plataforma de preceptos) de la enseñanza esencial. “Preceptos” (kai en japonés) significa “proteger contra el error y detener el mal”.
Creer en este objeto de devoción de la enseñanza esencial, e invocar la Ley Mística que abarca tanto la práctica para uno mismo como la práctica para los demás, es el daimoku o la invocación de la enseñanza esencial. En consecuencia, el santuario, que indica el lugar donde se mantienen los preceptos, y el daimoku, están incluidos en el objeto de devoción de la enseñanza esencial la Única Gran Ley Secreta, y surgen de ella.
Además, las Tres Grandes Leyes Secretas se extienden más, como seis principios, o Seis Grandes Leyes Secretas. Dentro del objeto de devoción de la enseñanza esencial, están los dos elementos de la Persona y la Ley. El objeto de devoción en los términos de la Persona, es Nichiren Daishonin, quien está dotado con las tres virtudes de soberano, maestro y padres del Budismo de la siembra del Último Día de la Ley. Él enseñó la Ley Mística, corporificando la realidad del “Buda de la alegría ilimitada del tiempo sin comienzo” como la realidad interior de su propia vida. El objeto de devoción en los términos de la Ley es el Gohonzon. Esta es la manifestación en forma gráfica de Nam-myoho-renge-kyo, los verdaderos tres mil mundos en un simple momento de vida que es la semilla de la Budeidad; la enseñanza implícita en el capítulo “Duración de la vida”.
El santuario de la enseñanza esencial también tiene dos aspectos: el santuario general y el santuario específico. Nichiren Daishonin menciona el santuario específico en “Las Tres Grandes Leyes Secretas” como un santuario que debe ser establecido en respuesta a la amplia propagación de la Ley Mística, o kosen-rufu. El Daishonin estableció el Dai-Gohonzon del santuario de la enseñanza esencial como el Gohonzon a ser consagrado en este santuario formal o específico. El santuario general se refiere a cualquier lugar donde esté consagrado el objeto de devoción de la enseñanza esencial y, por consiguiente, tiene el mismo significado del santuario específico.
Finalmente, el daimoku, o invocación, de la enseñanza esencial también tiene dos aspectos, que son la fe y la práctica. El daimoku de fe significa creer en el Gohonzon; el daimoku de práctica se refiere, a la práctica de invocar Nam-myoho-renge-kyo, así como a propagar la enseñanza de Nam-myoho-renge-kyo para beneficio de los demás.
En resumen, si expandimos las Tres Grandes Leyes Secretas tal como se describe, ellas se convierten en: 1) el objeto de devoción en los términos de la Persona; 2) el objeto de devoción en los términos de la Ley; 3) el santuario específico; 4) el santuario general; 5) el daimoku de fe; y 6) el daimoku de práctica.
Se dice que estos seis elementos se expanden más aún como el “almacén de tesoros de 80.000 enseñanzas”, que representan todas las enseñanzas y sutras expuestos por el Buda. A la inversa, las ochenta mil enseñanzas budistas pueden condensarse en estos seis principios, las Seis Grandes Leyes Secretas, que están más conjugadas en las Tres Grandes Leyes Secretas, y finalmente en la Única Gran Ley Secreta, el Objeto de Devoción de la Enseñanza Esencial, el Gohonzon. De esta manera, se considera que el objeto de devoción de la enseñanza esencial corporifica todas las enseñanzas y principios budistas.

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