27.1.05

¿Qué actitud debo tomar?

Tomado de Argentina Seikyo de un extracto de Seikatsu to shinko - La religión en la vida cotidiana -
Publicado en Seikyio Criollo Noviembre 1999


Pregunta: Aunque mi hijo nació después de que nosotros abrazáramos el Budismo, él no quiere practicar ¿qué actitud debo tomar?

Respuesta:
Nichiren Daishonin le dijo lo siguiente a Shijo Kingo, cuando la primera hija de éste estaba por nacer: “Tanto usted como su esposa son practicantes del Sutra de Loto. Este es un gran acontecimiento, pues nacerá un sucesor, quien continuará con la propagación del Sutra de Loto”1. Sin embargo, hoy en día, muchos padres se sienten preocupados porque sus hijos no practican. Es importante que los hijos abracen la fe en el Budismo, pero es un grave error obligarlos en ese sentido.

Con frecuencia, muchos padres suelen ponerse insistentes: “¡Tienes que hacer Daimoku!” “¡Tienes que ir a la reunión!” “¡Tienes que estudiar!” Decirles: “Tienes que hacer esto o lo otro” es obligarlos. Esto es cierto no sólo en cuanto a la práctica, sino respecto al estudio, el trabajo o el ejercicio deportivo; todo aquello que se impone se transforma en una carga pesada e insoportable. Por más que los hijos deban hacer algo por su bien si no lo realizan con gusto, no habrá buenos resultados. Un Gonguio impuesto por los padres no constituye una práctica correcta; por lo tanto, no habrá beneficio alguno. Así, el joven o el niño detestarán la práctica e incluso, pensarán: “no me pasa nada bueno, por más que practique” comenzarán a dudar del Gojonzon.

Antes que imponerles la práctica, sería más importante enseñarles para qué la llevamos a cabo. Una vez, el presidente Ikeda le dijo a un padre que estaba muy preocupado por la práctica de su hijo: Es un error pensar que, porque se trata del hijo de uno, demostrará interés por el Budismo. Es más errado aun pensar así cuando los hijos son mayores de edad, ya que tienen sus propios pensamientos y su propia forma de vida, que debemos respetar. Si realmente desea que practique, usted mismo debe mostrarle lo maravillosa que es esta práctica, ya sea mediante su actitud en la vida cotidiana o a través de su personalidad. Ser padres respetables por los que los hijos puedan sentir un sincero orgullo.

Esa debe ser nuestra decisión. La familia es lo más cercano; por ende, no es posible engañarla. Es el más severo de todos los críticos. Un caso frecuente es el de aquella persona que realiza las actividades, pero que, al regresar al hogar, no deja de quejarse y de criticar a otros. Evidentemente, el hijo de una persona así perderá todo interés en abrazar la fe.

Los padres deben mostrar “su cambio”, “sus beneficios” y “su desarrollo”, a través de la práctica, a sus hijos y a los demás integrantes de su familia. Así, todos tomarán conciencia de lo maravilloso de la fe en el Budismo. Los niños tienen sus propios sufrimientos. Si les enseñamos que, a través de una sincera convicción en el Gojonzon, pueden encontrar solución a cualquier problema, ellos orarán para lograr sus deseos y, así, profundizarán su fe por sí solos. Asimismo, con respecto a la práctica de los hijos, el presidente Ikeda señaló: “La práctica es para toda la vida. En la edad escolar, primero está el estudio. Eso es, para los niños, la expresión del principio ‘fe es igual a la vida cotidiana. Se les debe enseñar a enfrentar los duros momentos de la vida a través de la práctica. Así decía el segundo presidente Josei Toda". Si mientras otros niños van alegres y sonrientes a la escuela, a ellos se los persigue todas las mañanas para que realicen el Gonguio, se pondrán de mal humor. Esta es una práctica para disfrutar de la vida más que nadie.

Es muy necio discutir o provocar sufrimientos innecesarios por ello. Si, ante la desesperación, generan continuamente la discordia, producirán un efecto negativo en el corazón de sus hijos, y éstos se alejarán cada vez más. Por lo tanto, lo más importante es que los padres oren por sus hijos con un profundo amor, les demuestren concretamente las maravillosas pruebas de la fe y los cubran de buena fortuna. No existe otro camino que orar, dialogar, mostrar la prueba real y lograr que sientan convicción. Cuidemos de nuestros hijos sin ansiedad, con gran amor y fe y con la convicción de que ellos, sin falta, abrazarán su misión por el Kosen Rufu.

NOTA:
1 Gosho Zenshu, pág. 1109.

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